El Arcángel San Miguel, “¿Quién
como Dios?”, es el Jefe de los Ejércitos de Dios (y por lo tanto el príncipe de
los ángeles), en las religiones judía, islámica y en las Iglesias Católica,
Ortodoxa, Copta y Anglicana. Festividad Universal es el 29 de septiembre, junto
a San Gabriel, y San Rafael.
Para los hebreos es el protector
de Israel y patrono de la sinagoga. La Iglesia Católica lo considera como
patrono y protector de la Iglesia Universal; y el primero de los siete
arcángeles, junto con Gabriel y Rafael. Supuestamente tocará la trompeta el día
del arrebatamiento (1° Tesalonicenses 4, 16), y es el encargado de frustrar a
Lucifer o Satanás, enemigo principal de Miguel por ser el arcángel de los ángeles
caídos o del mal (Apocalipsis 12:7). Por eso en el arte se le representa como
un ángel con armadura de general romano, amenazando con una lanza o espada a un
demonio o dragón.
También suele ser representado pesando las almas en la
balanza, pues según la tradición, él tomaría parte en el Juicio final, imagen
inspirada en el Juicio de Anubis del Antiguo Egipto y recibe el nombre de
psicostasia (balanza para pesar el alma después de la muerte).
¿QUIÉN ES SAN MIGUEL ARCÁNGEL?
San Miguel es uno de los siete
arcángeles y está entre los tres cuyos nombres aparecen en la Biblia. Los otros
dos son Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia da a San Miguel el más alto lugar
entre los arcángeles y le llama “Príncipe de los espíritus celestiales”, “jefe
o cabeza de la milicia celestial”. Ya desde el Antiguo Testamento aparece como
el gran defensor del pueblo de Dios contra el demonio y su poderosa defensa
continúa en el Nuevo Testamento.
Muy apropiadamente, es
representado en el arte como el ángel guerrero, el conquistador de Lucifer,
poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo infernal, amenazándole con su
espada, traspasándolo con su lanza, o presto para encadenarlo para siempre en
el abismo del infierno.
La cristiandad desde la Iglesia
primitiva venera a San Miguel como el ángel que derrotó a Satanás y sus seguidores
y los echó del cielo con su espada de fuego.
Es tradicionalmente reconocido
como el guardián de los ejércitos cristianos contra los enemigos de la Iglesia
y como protector de los cristianos contra los poderes diabólicos, especialmente
a la hora de la muerte.
LA FIDELIDAD DE SAN MIGUEL PARA CON DIOS
El mismo nombre de Miguel, nos invita a darle
honor, ya que es un clamor de entusiasmo y fidelidad. Significa “Quién como Dios”.
Satanás tiembla al escuchar su
nombre, ya que le recuerda el grito de noble protesta que este arcángel
manifestó cuando se rebelaron los ángeles. San Miguel manifestó su fortaleza y
poder cuando peleó la gran batalla en el cielo.
Por su celo y fidelidad para con
Dios gran parte de la corte celestial se mantuvo en fidelidad y obediencia. Su
fortaleza inspiró valentía en los demás ángeles quienes se unieron a su grito
de nobleza: “¿Quién como Dios?” Desde ese momento se le conoce como el capitán
de la milicia de Dios, el primer príncipe de la ciudad santa a quien los demás
ángeles obedecen.
SAN MIGUEL EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS
En el Antiguo Testamento San
Miguel aparece como el guardián de la nación hebrea.
En el libro de Daniel, Dios envía
a San Miguel para asegurarle a Daniel su protección.
“Y ahora volveré a luchar con el
príncipe de Persia…Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro
príncipe, mi apoyo para darme ayuda y sostenerme.” -Daniel 10:13.
“En aquel tiempo surgirá Miguel,
el gran príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo” -Daniel 12:1
El pueblo del profeta eran los
judíos. Por lo tanto, es aceptado que el ángel que el Señor había asignado a
los Israelitas en los días de Moisés, para guiarles a través del desierto y
llevarlos por las naciones idólatras que destruiría por medio de ellos, es el
mismo San Miguel.
En el libro del Éxodo el Señor
dijo a los Israelitas: "He aquí que yo voy a enviar un
ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que
te tengo preparado. Pórtate bien en su presencia y escucha su voz: no le seas
rebelde, que no perdonara vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre.
si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán
mis enemigos y tus adversarios mis adversarios. Mi ángel caminará delante de ti
y te introducirá en el país de los amorreos, de los hititas, de los Perizitas,
de los Cananeos, de los Jivitas y de los Jebuseos; y yo los exterminaré. No te
postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitaras su conducta; al
contrario, los destruirás por completo y romperás sus estelas. Vosotros daréis
culto a Yahveh, vuestro Dios”. -Ex 23:20.
Después de la muerte de Moisés,
según la tradición judía (referida en Judas 9) San Miguel altercaba con el
diablo disputándose el cuerpo de Moisés. En obediencia al mandato de Dios, San.
Miguel escondió la tumba de Moisés, ya que la gente y también Satanás querían
exponerla para llevar a los Israelitas al pecado de idolatría.
San Miguel recibió de Dios el
encargo de llevar a término sus designios de misericordia y justicia para su
pueblo escogido. Vemos como Judas Macabeos antes de iniciar cualquier batalla
en defensa de la ley y del Templo clamaba la ayuda de San Miguel y le confiaban
su defensa:
En cuanto los hombres de Macabeos
supieron que Lisias estaba sitiando las fortalezas, comenzaron a implorar al
Señor con gemidos y lágrimas, junto con la multitud, que enviase un ángel bueno
para salvar a Israel…. Cuando estaban cerca de Jerusalén apareció poniéndose al
frente de ellos un jinete vestido de blanco, blandiendo armas de oro. Todos a
una bendijeron entonces a Dios misericordioso y sintieron enardecerse sus
ánimos -2 Mac 11:6
Tú, soberano, enviaste tu ángel a
Exequías, rey de Judá, que dio muerte a cerca de ciento ochenta y cinco mil
hombres del ejercito de Senaquerib. Ahora también, Señor de los cielos, envía
un ángel bueno delante de nosotros para infundir el temor y el espanto. ¡Que el
poder de tu brazo hiera a los que han venido blasfemando a atacar a tu pueblo
santo! -2 Mac 15:22.
En la actualidad, los judíos
invocan al Arcángel Miguel como el principal defensor de la sinagoga y como
protector contra sus enemigos. En la fiesta de la expiación concluyen sus
oraciones diciendo: “Miguel, príncipe de
misericordia, ora por Israel”.
EN LA NUEVA ALIANZA
La posición de San Miguel es
también muy importante en el N.T. donde continúa su poderosa defensa. Con sus
ángeles, el libra la batalla victoriosa contra Satanás y los ángeles rebeldes,
los cuales son arrojados del infierno. Es por eso venerado como guardián de la
Iglesia.
“Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y
sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el dragón y sus ángeles combatieron,
pero no prevalecieron, y no hubo ya en cielo lugar para ellos. Y fue arrojado
el gran Dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor
del mundo entero” -Apocalipsis 12, 7-9
La carta de Judas se refiere a
San Miguel en batalla contra Satanás.
El honor y la veneración a San
Miguel, como testifican los padres de la Iglesia, ha sido parte esencial de la
vida de la Iglesia desde sus inicios. Se le han atribuido un sin número de
beneficios espirituales y temporales. El emperador Constantino, atribuyó a este
arcángel, las victorias sobre sus enemigos y por ello le construyo cerca de Constantinopla
una magnifica iglesia en su honor. Esta se convirtió en lugar de peregrinación
y muchos enfermos recibieron sanación gracias a la intercesión de San Miguel.
SAN MIGUEL Y LA EUCARISTÍA
Se nos enseña en la Tradición que
San Miguel preside el culto de adoración que se rinde al Altísimo y ofrece a
Dios las oraciones de los fieles simbolizados por el incienso que se eleva ante
el altar. La liturgia nos presenta a San Miguel como el que lleva el incienso y
está de pie ante el altar como nuestro intercesor y el portador de las
oraciones de la Iglesia ante el Trono de Dios. En el Canon #1 de la Misa: “que
tu ángel presente ante Ti las oraciones de tu Iglesia”
Es muy interesante notar en las
apariciones marianas que han incluido manifestaciones de San Miguel, que su
relación con la Eucaristía, y a la adoración debida a Jesús Eucarístico y a la
Santísima Trinidad.
SAN MIGUEL, DEFENSOR DE LOS MORIBUNDOS
San Miguel continua su ministerio
angélico en relación a los hombres hasta que nos lleva a través de las puertas
celestiales. No solo durante la vida terrenal, San Miguel defiende y protege
nuestras almas, él nos asiste de manera especial a la hora de la muerte ya que
su oficio es recibir las almas de los elegidos al momento de separarse de su
cuerpo.
En la liturgia la Iglesia nos
enseña que este arcángel esta puesto para custodiar el paraíso y llevar aquellos
que podrán ser recibidos ahí. A la hora de la muerte, se libra una gran
batalla, ya que el demonio tiene muy poco tiempo para hacernos caer en
tentación, o desesperación, o en falta de reconciliación con Dios. Por eso es
que en estos momentos se libra una gran batalla espiritual por nuestras almas.
San Miguel, está al lado del moribundo defendiéndole de las asechanzas del
enemigo.
Anécdota:
San Anselmo cuenta de un religioso piadoso que a punto de morir recibía grandes
asaltos de demonio. El demonio se le apareció acusándole de todos los pecados
que había cometido antes de su bautismo (tardío). San Miguel se aparece y le
responde que todos esos pecados quedaron borrados con el Bautismo. Entonces
Satanás le acusa de los pecados cometidos después del Bautismo. San Miguel le
contesta que estos fueron perdonados en la confesión general que hizo antes de
profesar. Satanás, entonces, le acusa de las ofensas y negligencias de su vida
religiosa. San Miguel declara que esos han sido perdonados por sus confesiones
y por todos los buenos actos que hizo durante su vida religiosa, en especial la
obediencia a su superior, y que lo que le quedaba por expiar lo había hecho a
través del sufrimiento de su enfermedad vividos con resignación y paz.
En los escritos de San Alfonso de
Ligorio encontramos: “Había un hombre polaco de la nobleza que había vivido
muchos años en pecado mortal y lejos de la vida de Dios. Se encontraba
moribundo y estaba lleno de terror, torturado por los remordimientos, lleno de
desesperación. Este hombre había sido devoto de San Miguel Arcángel y Dios en
su misericordia permitió que este arcángel se le apareciera. San Miguel le
alentó al arrepentimiento, diciéndole que había orado por él y le había
obtenido más tiempo de vida para que lograra la salvación. Al poco rato, llegan
a la casa de este hombre 2 sacerdotes dominicos, que dijeron se les había
aparecido un extraño joven pidiéndoles que fueran a ver a este hombre
moribundo. El hombre se confesó con lágrimas de arrepentimiento, recibió la
Santa Comunión y en brazos de estos dos sacerdotes murió reconciliado con Dios.
¿POR QUÉ NECESITAMOS A SAN MIGUEL EN ESTOS TIEMPOS?
Como remedio contra los espíritus
infernales que se han desencadenado en el mundo moderno, somos llamados a
invocar y buscar la ayuda de San. Miguel Arcángel. Dice el Cardinal Mermillod:
“En estos tiempos, cuando la misma base de la sociedad está tambaleándose como
consecuencia de haber negado los derechos de Dios, debemos revivir la devoción a
San Miguel y con el gritar: “¿Quién como Dios?”
San Francisco de Sales: “La
veneración a San Miguel es el más grande remedio en contra de la rebeldía y la
desobediencia a los mandamientos de Dios, en contra del ateísmo, escepticismo y
de la infidelidad.”
Precisamente, estos vicios son
muy evidentes en nuestros tiempos. Más que nunca en nuestra era actual
necesitamos la ayuda de San. Miguel en orden a mantenernos fieles en la Fe. El
ateísmo y la falta de fe han infiltrado todos los sectores de la sociedad
humana. Es nuestra misión como fieles católicos confesar nuestra fe con
valentía y gozo, y demostrar con celo nuestro amor por Jesucristo.
Como individuos, como naciones,
como Iglesia, estamos en gran batalla espiritual. Es nuestro deber de amor usar
todas las armas espirituales para batallar con amor, fortaleza y astucia.
La Virgen dijo a la Venerable
María Agreda: “Mi hija, no hay palabras humanas que puedan describir el horror
del mal que hay en Lucifer y en sus secuaces; y como sus dardos están dirigidos
a la destrucción del hombre. Su gran malicia, su astucia, sus mentiras,
sugerencias, sus insinuaciones y tormentos se dirigen a la mente y al corazón
humano. El trata de aplastar toda obra buena, de destruirla, de esconderla.
Toda la malicia que su mente que es capaz de poseer, quiere inyectarla en las
almas. Contra estos ataques, Dios da su admirable protección, si el hombre tan
solo cooperara y correspondiera.
En 1994, antes de la Conferencia
en el Cairo, donde se libraba una gran batalla entre la luz y la oscuridad;
donde se determinaban temas de gran impacto para el futuro moral y social de la
humanidad, San Juan Pablo II, pidió a todos los fieles católicos, que rezáramos
la oración de San Miguel por la intención de esa conferencia.
Si en tiempo de tentación,
tenemos el coraje de reprender al maligno y clamar la asistencia de San Miguel,
el príncipe de la milicia celestial, el enemigo por seguro saldrá huyendo. Si deseamos
tener su protección, debemos imitar sus virtudes, especialmente su humildad y
su celo por la gloria de Dios.
ALGUNAS DE LAS APARICIONES DE SAN
MIGUEL
San Miguel ha aparecido en muchas
ocasiones a aquellos que invocaron su ayuda. He aquí algunas:
ESPAÑA, FRANCIA: Santa Juana de
Arco.
Un caso muy conocido y autentico
es la asistencia que este arcángel dio en la extraordinaria misión que el Señor
le había encomendado de ayudar al rey francés a restaurar la paz y prosperidad
en su reino y expulsar a los enemigos de sus costas.
Monte de San Miguel.
En Francia, también se apareció
en el Monte San Miguel, donde hay un famoso santuario consagrado a este
Arcángel. Tiene la característica de que 2 veces al mes, las olas cubren la
carretera de acceso y el lugar se convierte temporalmente en isla.
ITALIA, Roma, Santa María la
Mayor, Gargano (Monte escogido por él mismo como su Palacio terrenal), ver https://caminoalcielovoy.blogspot.com/2015/04/quien-es-san-miguel-arcangel.html
.
KOREA, Naju; Donde una estatua de la Virgen ha estado llorando sangre y dando
mensajes a Julia Kim, ya hay siete milagros Eucarísticos. Entre ellos en
presencia de Obispos y Cardenales, Julia recibió la Eucaristía de parte de San
Miguel Arcángel.
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