El Reiki ¿Qué es y cómo valorar
este método de sanación de la Nueva Era?
Hace poco alguien me comentaba
que se ha hecho instructor de Reiki, lo que me ha llevado a escribir algo sobre
esta "técnica de sanación". No es un caso aislado, sino que
cualquiera que se fije a su alrededor puede caer en la cuenta de cómo se
extienden ofertas de cursos de Reiki en nuestras ciudades. ¿Qué es el Reiki?
¿Un arte marcial? ¿Una secta? ¿Una nueva espiritualidad?
¿Qué es?
En principio, tiene algo de todo
esto. Vamos a verlo más despacio. Se trata de una técnica de sanación muy
difundida en Occidente por la atmósfera de la Nueva Era. Se basa en la
"energía vital universal", y de ahí su nombre: "ki"
significa energía vital, y "rei", universal. Esta energía, que se
puede emitir por las manos, tiene potencia sanadora. Y las enfermedades son,
para los defensores del Reiki, trastornos de naturaleza espiritual, no orgánica
ni física. En la publicidad de un centro hemos podido leer que se trata de
"una terapia complementaria a la medicina tradicional".
Su iniciador fue el japonés Mikao
Usui (1865-1926), y su divulgadora más importante fue Hawayo Takata
(1900-1980). Según parece, Usui fue un profesor cristiano que quiso averiguar
cómo llevó a cabo sus curaciones milagrosas Jesucristo, y el estudio de la
teología cristiana le defraudó. Fue en el Tíbet, y después en Japón, donde
aprendió la técnica de sanar, después de una visión mística en la que le fue
revelada. Entonces fundó la secta que esparciría su descubrimiento al principio
por todo el mundo, aunque en Occidente lo hiciera de una forma más
"secularizada", con menos apariencia religiosa, como si se tratara de
una técnica sanadora sin más, en el ambiente holístico de la Nueva Era. Después
de la muerte de Takata, el Reiki se dividió en dos ramas principales, una
dirigida por Barbara Weber Ray, y otra fundada por Phyllis Furumoto, nieta de
Takata.
De hecho, son multitud los grupos
y sectas que son deudoras del "descubrimiento" de Mikao Usui, a lo
largo de todo el planeta. En España, por ejemplo, podemos encontrarnos con la
Alianza Española de Reiki (vinculada al movimiento del gurú Maharaj Ji), el
Centro Shambalaluz, la Comunidad de Maestros de Reiki, y otros centros que
simplemente añaden el nombre de la ciudad a la palabra Reiki. Y ofrecen el
aprendizaje de diversos tipos de Reiki: Usui Japonés, Tibetano, Tántrico,
Karuna, Sekhem-Seichim, Egipcio, BioReiki... como podemos leer en su
propaganda. Consta de cursos breves en los que el interesado asciende en los
cuatro niveles que tiene.
El primer nivel consiste en la auto
sanación y en la posibilidad de transmitir la energía a personas allegadas. El
segundo hace un terapeuta de su practicante, que aumenta su capacidad
energética hacia los demás. En el tercer nivel, espiritual, uno se conecta con
la energía superior, "nuestra esencia interior, que es nuestra guía para
el crecimiento espiritual". Y, por último, el cuarto nivel o del maestro
está indicado para los que quieran transmitir y enseñar a otros esta técnica de
sanación. Los principios del Reiki, establecidos por su fundador, son: "no
te enfades, no te preocupes, da gracias, trabaja honestamente, se amable".
"El Reiki equilibra y
restaura la energía del organismo y favorece la capacidad del cuerpo para
sanarse a si mismo, armonizando tanto el cuerpo como la mente. A nivel
psicológico, el Reiki sumerge al paciente en un profundo estado de relajación y
paz, muy beneficioso en casos de depresión o estrés y permite profundizar más
en los procesos mentales que nos mantienen atados a nuestros problemas. A nivel
físico el Reiki calma el dolor, refuerza el sistema inmunológico y fortalece el
cuerpo ante cualquier enfermedad. Reiki jamás puede producir ningún daño,
puesto que es la energía del universo y sólo fluye en las cantidades requeridas
por el receptor", afirman en su propaganda. Además, añaden, puede
emplearse en animales y plantas.
Se basa en los chakras o centros
energéticos del cuerpo humano (creencia de origen hindú, muy difundida en los
diversos nudos de la red de la Nueva Era), y en equilibrarlos en armonía para
lograr todo eso que se dice en el párrafo anterior. La cuestión es canalizar
adecuadamente la energía universal con la ayuda de un maestro, de alguien que
haya alcanzado el cuarto nivel del Reiki.
Algunas valoraciones
Llega el momento de indicar
algunos elementos para su valoración. ¿Qué ha de pensarse del Reiki? ¿Funciona?
¿Es magia, ciencia o religión? ¿Qué debe pensar un cristiano? En primer lugar
hay que observar su carácter sanador. El Reiki no sustituye a la medicina
tradicional (alopática) ni pretende hacerlo, puesto que se sitúa en un nivel
diferente. Por ello, y porque no tiene ninguna fundamentación científica, para
el experto argentino Roberto A. Federigo, miembro de la RIES, se trata de una
práctica mágica. Afirma que "el Reiki dice administrar y trasmitir una
supuesta energía sobrenatural para un beneficio, y el supuesto control de una
fuerza de igual naturaleza para diversos fines, se conoce como magia". Por
ello, concluye que "es sólo una creencia mágica primitiva, y como toda
magia carece de efectos comprobables".
No es ciencia ni medicina, por lo
tanto. Sin embargo, por todas partes podemos ver testimonios de efectos
positivos en las personas que lo practican. De hecho, esto ocurre con muchas
otras técnicas orientales, cuyos resultados benéficos sobre el organismo y
psiquismo humanos son conocidos. Ocurre con el yoga, la meditación, el tai chi,
ejercicios de relajación, etc. El Reiki es un producto más del complejo
universo de la Nueva Era, que engloba y mezcla creencias y prácticas de las más
diversas procedencias, con el punto de unión de lo "espiritual", sin
concretar mucho de lo que se habla cuando se emplea este término. Desde luego,
sin la institucionalización religiosa tradicional.
¿Puede considerarse como algo
religioso?
El mensaje que transmiten los
instructores de Reiki y su propio contenido es de carácter eminentemente
oriental, pero podemos observar un hábil sincretismo con elementos de origen
cristiano. Los textos de sus manuales hablan de la energía como de algo divino
que habita en el interior del hombre, además de tener presencia y alcance
universal. Por ejemplo, podemos leer: "El Padre que es amor incondicional,
que nada pide, que todo lo da, que llega a todo ser que lo necesita, que cicatriza
nuestras heridas, sana las angustias, las tristezas, el desamor, el
desequilibrio, la desesperanza, el dolor, la amargura, la impotencia, la
desesperación, porque su amor todo lo puede, e impregna cada cuerpo, cada
chakra, cada rincón de tu ser restaurándolo con la energía sanadora del amor y
llevándote a un estado distinto, superior, sutil, reconfortante. La experiencia
de Reiki es individual, pero en todas vas a encontrar esa cuota divina, que no
es tuya ni mía, que pasa a través de nuestras manos, y que es la esencia de
todo, pues el amor está siempre como causa subyacente de todas las cosas".
Aunque la inmensa mayoría de los
autores que lo promueven insisten en que no se trata de un movimiento religioso
y que sus prácticas no constituyen una actividad de carácter religioso en
sentido estricto, sin embargo sí tiene componentes religiosos según los autores
de un estudio publicado en Italia (J.G. Melton y A. Menegotto, Reiki: técnica o
religione?, 2005), dentro de la configuración típica de la nueva religiosidad,
liberada de dogmas y preceptos, des institucionalizada. Así lo constatan en sus
doctrinas y prácticas, y afirman que "se sitúa ciertamente en una delicada
zona de límite a lo largo de la 'frontera de lo sagrado' y vive en una continua
ambigüedad en las relaciones técnica-religión, profano-sagrado,
material-espiritual, cuerpo-espíritu. Parece adaptarse bien a él la categoría
de 'cuasi-religión', elaborada con particular referencia al contexto
estadounidense para describir una serie de experiencias que no participan
totalmente de las categorías de clasificación ordinarias de 'religión'".
¿Y qué debe hacer ante esto el
cristiano? El discernimiento es difícil, ya que hay que observar con
profundidad para ver si lo que se está empleando es una mera técnica física o
psíquica, o si la práctica del Reiki conlleva un contenido irrenunciable que
choque con la espiritualidad evangélica. Además, según el teólogo uruguayo
Miguel Pastorino, miembro de la RIES, "el desafío para los cristianos que
practican no es nada fácil, de hecho el Yoga y las Artes Marciales, el Tai Chi
y el Chi Kung ya han sido bastante purificados gracias a varias décadas de
existencia en un contexto secularizado, pero no es este el caso del Reiki que
además cuenta con todos los patrocinadores del movimiento Nueva Era".
Este experto señala que es propio
de la cultura oriental no disociar la práctica de estas disciplinas originadas
allí de la doctrina que las sustenta y les da sentido. Y el Reiki trae consigo
una cosmovisión dualista, la creencia en el Absoluto como una energía personal,
la posibilidad de todos los hombres de sanar, la reencarnación, y un largo
etcétera. ¿Puede aceptar esto normalmente un creyente, ya sea oriental u
occidental, que profese la fe en un Dios creador personal, que se ha encarnado
en Jesucristo como mediador salvífico para todos los hombres y que ha
resucitado como cabeza de la humanidad entera? Más bien parece que no.
Pastorino señala que "el
Reiki va acompañado de una serie de manuales, y materiales teóricos que van
minando el cristianismo con un sincretismo que relativiza las bases de la fe
cristiana detrás de una fascinación búdica y hasta esotérica". No es algo
inocente, y por eso debemos estar atentos, viendo lo que suele haber detrás
(además de sospechar del negocio, algo muy común): "el Reiki está entrando
en la corriente de pensamiento de los que preparan el advenimiento de la Era de
Acuario y la superación del cristianismo por una espiritualidad universal sin
iglesia, sin mediaciones, donde cada uno experimentará su propia auto
divinización (comenzando por la auto sanación, etc.)".
Fuente: En Acción Digital
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