sábado, 29 de agosto de 2015

El Yoga ¿Qué es?


El Yoga: En la filosofía y en la práctica es incompatible con el Cristianismo
          
Como cristiano católico nacido en el seno de una familia católica tradicional en Kerala, en la India, pero habiendo vivido entre hindúes; y ahora como religioso, sacerdote católico y predicador carismático en 60 países de los cinco continentes, creo que tengo algo que decir sobre los efectos perniciosos que tiene el yoga en la vida y en la espiritualidad cristiana.

Sé que hay un interés creciente por el yoga en todo el mundo, incluso entre los cristianos y que también ese interés se extiende a otras prácticas esotéricas y de la Nueva Era como el Reiki, la reencarnación, la acupresión, la acupuntura, la sanación pránica o pranoterapia, la reflexología, etc. métodos sobre los que el Vaticano ha prevenido y avisado en su documento "Jesucristo, portador del agua de la vida".

Para algunos el Yoga es un medio de relajación y de alivio de la tensión, para otros es un ejercicio que promueve la salud y el estar en forma y, para una minoría, es un medio para la curación de enfermedades.

En la mente del católico medio, ya sea laico o del clero, hay mucha confusión pues el Yoga según se promueve entre los católicos no es exclusivamente ni una disciplina relacionada con la salud ni una disciplina espiritual sino que unas veces es una cosa, otras veces la otra, y frecuentemente una mezcla de las dos. Pero el hecho es que el Yoga es principalmente una disciplina espiritual y sé que incluso hay sacerdotes y hermanas en seminarios y noviciados que aconsejan el Yoga como una ayuda para la meditación y para la oración.

Es triste que hoy en día muchos católicos estén perdiendo la confianza en las grandes prácticas espirituales y místicas para la oración y la disciplina que recibieron de grandes santos como Ignacio de Loyola, Francisco de Asís, Francisco de Sales, Santa Teresa de Ávila, etc. y ahora sigan a espiritualidades y místicas orientales que provienen del Hinduismo y del Budismo. A este respecto, un cristiano sincero debería informarse sobre la compatibilidad del Yoga con la espiritualidad cristiana y sobre la conveniencia de incorporar sus técnicas en la oración y en meditación cristianas.

¿Qué es el Yoga?

La palabra Yoga significa "unión", el objetivo del Yoga es unir el yo transitorio (temporal), "JIVA", con el (yo eterno) infinito, "BRAHMAN", el concepto hindú de Dios.

Este Dios no es un Dios personal, sino que es una sustancia impersonal espiritual que es uno con la naturaleza y el cosmos.

Brahman es una sustancia impersonal y divina que "impregna, envuelve y subyace en todo". El Yoga tiene sus raíces en los Upanishads hindúes que son anteriores al año 1000 AC, y dice sobre el Yoga que "une la luz dentro de ti con la luz de Brahman". "Lo absoluto está en uno mismo" dicen los Upanishads Chandogya, "TAT TUAM ASI" o "ESO ERES TÚ".

Lo Divino habita dentro de cada uno a través de Su representante microcósmico - el yo individual- llamado Jiva.

En el Bhagavad Gita, el señor Krishna describe el Jiva como "mi propia parte eterna", y afirma que "la alegría del yoga le llega al yogi que es uno con Brahman".

En el año 150 AC, el yogi Patanjali explicó las ocho vías que guían las prácticas del Yoga desde la ignorancia a la iluminación – las ocho vías son como una escalera – Estas son: el autocontrol (yama), práctica religiosa (niyama), posturas (asana), ejercicios de respiración (pranayama), control de los sentidos (pratyahara), concentración (dharana), contemplación profunda (dhyana), iluminación (samadhi).

Aquí es interesante observar que las posturas y los ejercicios de respiración que frecuentemente son considerados en Occidente como todo el Yoga, son los pasos 3 y 4 hacia la unión con Brahman.

El Yoga no es sólo un sistema elaborado de posturas y de ejercicios físicos, es una disciplina espiritual que pregona llevar el alma al samadhi, a la unión total con el ser divino. El samadhi es el estado en el que lo natural y lo divino se convierten en uno, el hombre y Dios llegan a ser uno sin ninguna diferencia. Este enfoque es radicalmente contrario al Cristianismo en donde claramente hay una distinción entre Creador y criatura, entre Dios y hombre.

En el Cristianismo, Dios es el "Otro" y nunca "el mismo"

Es triste que algunos promotores del Yoga, Reiki o de otras disciplinas o meditaciones distorsionen algunas citas de la Biblia al citarlas aisladas para corroborar sus argumentos tales como: "sois templo de Dios" "el agua viva fluye en ti", "estaréis en Mi y Yo estaré en vosotros" "ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi", etc., sin entender el contexto ni el significado de estas palabras de la Biblia.

Hay gente que retrata a Jesús incluso como a un yogui, como actualmente podemos ver en imágenes de Jesús en conventos, capillas y presbiterios – ¡Jesús está representado en posturas de meditación de yogui!".

Decir que Jesús es "un yogui" es denegar Su divinidad, santidad y perfección intrínseca e insinúa que Él tenía una naturaleza imperfecta sujeta a la ignorancia y a la ilusión (Maya), y que necesitó ser liberado de su condición humana mediante la práctica y la disciplina del yoga.

El yoga es incompatible con la espiritualidad cristiana porque es panteísta (Dios es todo y todo es Dios), y sostiene que existe una realidad única y todo lo demás es ilusión o Maya.

Si sólo existe una realidad y todo lo demás es ilusorio, no puede haber ninguna relación ni amor. El Centro de la fe Cristiana es la fe en la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas en un solo Dios, el modelo perfecto de relación amorosa. El Cristianismo es todo sobre relaciones con Dios y entre los hombres:

"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón con toda tu alma y toda tu mente. Este es el principal y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como a ti mismo" (Mt 22: 37-39).

En el Hinduismo, el bien y el mal, lo mismo que el dolor y el placer son ilusorios (Maya) y por lo tanto irreales. Vivekananda, el icono más respetado del Hinduismo moderno, decía: "el bien y el mal son uno y lo mismo". En el Cristianismo, la cuestión controvertida del pecado como una ofensa contra la Santidad de Dios es inseparable para nuestra fe, porque el pecado es la razón por la que necesitamos un Salvador. La Encarnación, la Vida, la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús son para nosotros medios de salvación, es decir, para liberarnos del pecado y de sus consecuencias. No podemos ignorar esta diferencia fundamental a la hora de absorber en la Espiritualidad Cristiana al Yoga y a otras técnicas de meditación orientales.

En el mejor de los casos el Yoga es una práctica pagana y en el peor es una práctica oculta.

Esta es la religión del anticristo (el hombre que se hace Dios) y por primera vez en la historia está siendo practicada frenéticamente en el mundo occidental y en América. Es ridículo que maestros de Yoga lleven incluso una cruz o algún símbolo cristiano, engañan a la gente diciendo que el Yoga no tiene nada que ver con el Hinduismo y dicen que es sólo cuestión de aceptar a otras culturas. Otros han intentado enmascarar al Yoga con apelativos cristianos denominándole "Yoga Cristiano".

Esta no es una cuestión de aceptar la cultura de otro pueblo, es una cuestión de aceptar otra religión que es irrelevante para nuestra religión y de conceptos religiosos heréticos. Es una pena que el Yoga se haya expandido tan frenéticamente desde los jardines de infancia hasta todo tipo de instituciones de medicina, psicología, etc., llamándose a si mismo ciencia cuando no lo es en absoluto; y se está vendiendo bajo la etiqueta de "terapia de relajación", "auto-hipnosis", "visualización creativa", "centering", etc.

El Hatha Yoga, está ampliamente difundido en Europa y en América como método de relajación y como ejercicio no agotador, es uno de los seis sistemas reconocidos del Hinduismo ortodoxo, en su origen es religioso y místico, y es la forma más peligrosa de Yoga (Dave Hunt, "The Seduction of Christianity" página 110).

Recordad las palabras de San Pablo: "No os maravilléis, pues también Satanás se disfraza de ángel de luz" (II Cor 11: 14).

Es cierto que mucha gente se ha sanado por medio del Yoga y de otras formas orientales de meditación y oración. Aquí es donde los cristianos deberían preguntarse a sí mismos si necesitan una sanación y beneficios materiales o a su Dios, Jesucristo en el que creen, y quien es la fuente de todas las sanaciones y de la buena salud. El deseo de llegar a ser Dios es el primer y el segundo pecado en la historia de la creación según está registrado cronológicamente en las Biblia: "Tú decías en tu corazón: El cielo escalaré, encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono; en el monte de la asamblea me sentaré, en lo último del norte. Subiré a las alturas de las nubes, seré igual que el altísimo" (Is 14: 13-14).

La serpiente le dijo a la mujer: "¡No, no moriréis! Antes bien, Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses conocedores del bien y del mal" (Gen 3: 4-5).

La filosofía y la práctica del Yoga están basados en la creencia de que el hombre y Dios son uno. Se enseña a poner el énfasis en uno mismo en lugar de en el Único y Verdadero Dios.

Se anima a los que participan a buscar las respuestas a los problemas y cuestiones de la vida en su mente y su conciencia en vez de buscar soluciones en la Palabra de Dios a través del Espíritu Santo, como sucede en el cristianismo.

En los últimos ocho años, he predicado la palabra de Dios principalmente en los países europeos que en tiempos fueron la cuna del cristianismo, y de donde salieron evangelizadores y misioneros, mártires y santos.

¿Podemos llamar a Europa cristiana ahora? ¿No es cierto que Europa ha borrado de su vida todos sus valores y conceptos cristianos? ¿Por qué se avergüenza Europa de reconocer sus raíces cristianas? ¿Dónde están los valores morales y la ética que desde hace siglos se practicaban en Europa y que fueron llevados a otras civilizaciones y culturas a través de la proclamación valiente del Evangelio de Cristo? ¡Por sus frutos conoceréis el árbol!

Yo creo que estas dudas y confusiones, la apostasía e infidelidad, la frialdad religiosa y la indiferencia han llegado a Europa a partir de que fueron introducidos en Occidente la mística y las meditaciones orientales, las prácticas esotéricas y las de la Nueva Era. En mis retiros carismáticos, la mayoría de los participantes vienen con diferentes problemas morales, espirituales, físicos o psíquicos para ser liberados y sanados y para recibir una nueva vida mediante la fuerza del Espíritu Santo.

Con toda la sinceridad de mi corazón, puedo decir que entre el 80 y el 90% de los participantes han estado en el Yoga, el Reiki, la reencarnación, etc. que son prácticas religiosas orientales. Allí han perdido la fe en Jesucristo y en la Iglesia. En Croacia, Bosnia, Alemania, Austria e Italia he tenido casos claros en los que individuos poseídos por el poder de la oscuridad gritaban "Yo soy Reiki", "Yo soy el Sr. Yoga". Ellos mismos se identificaban a estos conceptos como si fueran personas mientras yo dirigía una oración de sanación por ellos. Posteriormente tuve que hacer una oración de liberación sobre ellos para liberarles de la posesión del maligno.

Hay personas que dicen: "no hay nada de malo en la práctica de estos ejercicios, basta con no creer en la filosofía que hay detrás". Sin embargo los promotores del Yoga, Reiki, etc, afirman claramente que la filosofía y la práctica son inseparables. Por eso un cristiano no puede en ningún caso aceptar la filosofía y la práctica del yoga, ya que el Cristianismo y el Yoga son dos puntos de vista que se excluyen mutuamente.

El Cristianismo ve al pecado como el principal problema del hombre, lo considera como un fracaso a la hora de ajustarse tanto a los estándares como al carácter de un Dios moralmente perfecto. El hombre está distanciado de Dios y necesita la reconciliación. La solución es Jesucristo "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Por la muerte de Jesús en la cruz, Dios ha reconciliado consigo al mundo. Ahora llama a los hombres a recibir en libertad todos los frutos de su salvación sólo a través de la fe en Cristo.

A diferencia del Yoga, el Cristianismo ve la redención como un regalo gratuito que sólo puede ser recibido y nunca ganado o alcanzado a través del propio esfuerzo o con obras. Lo que se necesita hoy en Europa y en muchos sitios es la proclamación enérgica del mensaje de Cristo que viene de la Biblia y que es interpretado por la Iglesia para evitar dudas y confusiones que se difunden en Occidente entre muchos cristianos, y llevarles al Camino, la Verdad y la Vida: Jesucristo. Sólo la verdad puede hacernos libres.

Por James Manjackal MSFS
Tomado de: ACI Prensa







Papa Francisco: "Ni mil cursos de yoga te darán la libertad de hijo de Dios."
Por Alvaro de Juana
           
VATICANO, 09 Ene. 15 / 09:47 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco en su segunda Misa de 2015 en la capilla de la Casa Santa Marta, donde habló de la acción del Espíritu Santo en el hombre y de los motivos que hacen que una persona se encierre en sí misma, como las experiencias dolorosas, pero también el orgullo y la vanidad; circunstancias que son disipadas cuando la persona se abre al amor de Dios, que lo hace libre.

El Pontífice denunció que el yoga jamás podrá enseñar a un corazón a “sentir” la paternidad de Dios, ni un curso de espiritualidad zen lo volverá más libre para amar ya que este poder sólo lo tiene el Espíritu Santo.

“¿Quién nos enseña a amar? ¿Quién nos libera de esta dureza? Tú puedes hacer mil cursos de catequesis, mil cursos de espiritualidad, mil cursos de yoga, zen y todas estas cosas. Pero todo esto jamás será capaz de darte la libertad de hijo. Es sólo el Espíritu Santo quien mueve tu corazón para decir ‘Padre’. Sólo el Espíritu Santo es capaz de disipar, de romper esta dureza del corazón y hacer un corazón… ¿Blando?… No sé, no me gusta la palabra… ‘Dócil’. Dócil al Señor. Dócil a la libertad del amor”, afirmó.

El Papa meditó el episodio del Evangelio de Marcos sobre la multiplicación de los panes y de los peces en el que los discípulos se asustan al ver a Jesús que camina hacia ellos sobre el agua. El Papa aclaró que los apóstoles no comprendieron el milagro de los panes porque “su corazón estaba endurecido”.

Cree que “un corazón puede ser de piedra por muchos motivos”, como por “experiencias dolorosas”. En la Escritura les sucede a varios: Los discípulos de Emaús, temerosos de hacerse ilusiones “otra vez”, o a  Tomás. El Pontífice también indicó que “otro motivo que endurece el corazón es la cerrazón en sí mismo”.

A este respecto señaló que se trata de “hacer un mundo en sí mismo, cerrado”. “En sí mismo, en su comunidad o en su parroquia, pero siempre cerrazón. Y la cerrazón puede girar en torno a muchas cosas: pensemos en el orgullo, en la suficiencia, pensar que yo soy mejor que los demás, también en la vanidad, ¿no?”

El Papa dijo que también “existen el hombre y la mujer espejo, que están encerrados en sí mismos para verse a sí mismo continuamente, ¿no? Estos narcisistas religiosos, ¿no? Tienen el corazón duro, porque están cerrados, no están abiertos. Y tratan de defenderse con estos muros que crean a su alrededor”.

Pero también está quien se atrinchera detrás de la ley, aferrándose a la “letra” a lo que establecen los mandamientos. Aquí lo que endurece el corazón es un problema de “falta de seguridad”, dijo el Papa.

Para Francisco, quien busca solidez en lo que dicta la ley está seguro como “un hombre o una mujer en la celda de una cárcel detrás de los barrotes: Es una seguridad sin libertad”. Es decir, lo opuesto de lo que “vino a traernos Jesús, la libertad”.

A su vez, “el corazón, cuando se endurece, no es libre y si no es libre es porque no ama”.

“El amor perfecto disipa el temor: En el amor no hay temor, porque el temor supone un castigo y quien teme no es perfecto en el amor. No es libre. Siempre tiene temor de que suceda algo doloroso, triste. Que me vaya mal en la vida o que ponga en peligro mi salvación eterna… Tantas imaginaciones porque no ama. Quien no ama no es libre. Y su corazón estaba endurecido, porque aún no habían aprendido a amar”, señaló el Papa, para luego asegurar que solo el Espíritu Santo es capaz de romper la dureza del corazón y hacerlo dócil al Señor.


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