"¡La Misa es
la manera más perfecta de hacer oración!"
(El Papa Paulo VI)
Por cada Misa que
se asiste con devoción, Nuestro Señor enviará a un santo a consolarnos en la
hora de la muerte. (Revelación de Jesucristo a Santa Gertrudis la Mayor).
El Padre Pio,
sacerdote estigmatizado, ha dicho: "Sería más fácil la existencia del
mundo sin el sol que sin la Santa Misa."
El Santo Cura de Ars,
San Juan Vianney, afirmó: "Si conociéramos el valor de la Santa Misa, nos
moriríamos de alegría."
Un célebre doctor
de la Iglesia llamado San Anselmo, ha declarado: "Una sola Misa ofrecida y
oída en vida con devoción, por el bien propio, puede valer más que mil Misas
celebradas por la misma intención, después del la muerte." San Leonardo de
Puerto Mauricio apoya esta declaración, diciendo que "una Misa antes de la
muerte pueda ser más provechosa que muchas después de ella...”
La celebración de
la Santa Misa sería más provechosa para los fieles si la procuraran en vida.
Sería mucho mejor que el hecho de esperar hasta más tarde, y pedir entonces que
se ofrezca por el eterno descanso del alma, después de la muerte. (El Papa
Benedicto XV).
En cierta ocasión,
Santa Teresa se sentía inundada de la bondad de Dios. Entonces le hizo esta
pregunta a Nuestro Señor: "Señor mío, ¿cómo Os podré agradecer?"
Nuestro Señor le contestó: "ASISTID A UNA MISA."
En cierta ocasión,
la Santísima Virgen María habló a su fiel servidor, Alain, diciéndole:
"Tanto ama mi Hijo a los que asisten al Santo Sacrificio de la Misa, que
si fuera necesario, volvería a morir por ellos, tantas veces como cuantas Misas
hayan oído."
(Página 107 del
último párrafo de "Explication Du Saint Sacrifice De La Messe" par le
R. P. Martin de Cochem Friere - Mineur Capucin.)
"Jesús,
María, Os amo; salvad almas."
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