Señor
Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste
asumir nuestra condición humana; mira con piedad a N., que está enfermo y
necesita ser curado en el cuerpo y en el espíritu.
Reconfórtalo
con tu poder para que levante su ánimo y pueda superar todos sus males, y ya
que has querido asociarlo a tu pasión redentora, haz que confíe en la eficacia
de su dolor para la salvación del mundo. Tú, que vives y reinas por los siglos
de los siglos.
Amén.
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0h Dios!, de
mi debilidad y mi fortaleza,
de mi
tristeza y de mi alegría,
de mi
soledad y compañía,
de mi
incertidumbre y esperanza.
En la noche
de mi enfermedad
me pongo en
tus manos de Padre:
Alumbra esta
oscuridad con un rayo de tu Luz,
abre una
rendija a mi esperanza,
llena con tu
Presencia mi soledad.
Señor, que
el sufrimiento no me aplaste,
para que
también ahora
sienta el
alivio de tu Amor,
y sea
agradecido a la generosidad
de cuantos
sufren conmigo.
Amén.
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Dios, Padre
de Nuestro Señor Jesucristo, Tú que en todos estás presente y lo llenas todo
con el consuelo de tu Espíritu Santo, ven a fortalecernos en nuestras angustias
y preocupaciones.
Tú, que por
tu Hijo Jesucristo saliste al encuentro de los enfermos, tocaste las llagas de
los leprosos, consolaste a los afligidos, defendiste a los pobres y resucitaste
a los muertos: ven a dar sentido a nuestros males, ven a sanar nuestros
corazones, ven a darnos vida abundante y alivio a nuestros sufrimientos.
Que animados
por la Fe, llenos de amor y de esperanza, completemos en nuestros cuerpos lo
que falta a la pasión de Cristo, por el bien de la Iglesia y de toda la
humanidad.
Amén
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Señor Jesús,
Te agradezco por el don de la vida. Tú conoces las personas y las
circunstancias que me han formado ya sea física como emocional y
espiritualmente. Ellas, y las más íntimas experiencias de mi mente y de mi
corazón, me han hecho la persona que soy ahora.
Perdóname,
Señor, por todas las veces que te he fallado, por mi fallos contra mi mismo y
los demás. Al mismo tiempo, perdono a todos los que me han fallado de alguna
manera y me han herido.
Ayúdame a
ver que mi enfermedad tiene una parte muy importante en mi vida. Ella me
ayudará a ser plenamente la persona que Tu quieres que yo sea. No permitas que
yo pierda o desperdicie lo que Tu quieres hacer conmigo para hacer completa mi
vida en esta tierra y para preparar mi vida contigo en el Cielo.
Ahora yo no
puedo orar de la manera que quisiera (estoy dolorido, cansado confundido...).
Te pido que aceptes cada respiro como un acto de amor y de confianza en Ti.
Tú eres mi
Salvador. Yo quiero descansar sobre tu amante Corazón en la seguridad y en la
paz, como un niño en los brazos de su padre. Yo sé que Tú no me abandonarás.
Te amo, mi
Señor, quisiera amarte como Ella te amó.
Amén.
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