Amado Dios, toma mi vida
y permíteme vivir serenamente este
día.
Abre mi mente a pensamientos
positivos.
Saca de mí todo mal sentir hacia los
demás.
Libérame del rencor y de mis
temores.
Haz posible que yo pueda sentir
gozo, amor, compasión,
y permíteme sentirme vivo/a otra
vez.
Ayúdame a aceptar las cosas como
son,
a refrenar mi lengua, a cumplir con
mis tareas diarias,
a dar libertad con amor.
Llévate mis preocupaciones por el
futuro.
Que yo pueda darme cuenta de que en
Tus manos todo se me provee,
que no tengo control sobre nada sino
sobre mí,
y que pueda levantar confiado mi
vista hacia el futuro.
Que pueda redescubrir el momento
presente,
que es precioso y pasa muy pronto.
Infúndeme ¡Señor! Tu Santo Espíritu
de paz y de luz.
Gracias por aceptar mi carga y por
hacerla más liviana.
Amén.
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