Entre los años 1225 y 1247 vivía una mujer en Santarem, Portugal, que era muy infeliz pues estaba convencida de que su esposo le era infiel. Utilizó toda la astucia de la que ella era capaz para atraer a su esposo, pero no tuvo ningún resultado. Desesperada ante su situación, visitó a una hechicera del pueblo, la cual le prometió que su esposo volvería a amarla como antes con la condición de que le llevara como paga una Hostia Consagrada.
Esto atemorizó enormemente a la mujer, pues sabía que aquello sería un gran sacrilegio, pero finalmente accedió. Al recibir la Comunión en su iglesia parroquial de San Esteban, no la consumió, sino que salió de la iglesia inmediatamente, se sacó la Hostia de la boca y la puso en un nudo de su pañuelo de cabeza.
Por el camino a la casa de la hechicera, la Sagrada Hostia comenzó a sangrar. La mujer no se dio cuenta de lo que ocurría hasta que se lo comunicaron otros transeúntes, pensando que era ella la que sangraba. El pánico estremeció el corazón de la mujer. Se fue a su casa y puso la Hostia, envuelta todavía en el pañuelo, en el fondo de un baúl de cedro donde guardaba sus pertenencias en su habitación. Allí se quedó, con gran temor, todo el día hasta que anocheció.
Cuando su esposo llegó a la casa tarde esa noche, se fueron a dormir, aunque lo más seguro es que ella no descansara mucho. La culpa de su pecado la atormentaba, y también la duda de saber si la Hostia continuaba sangrando.
En la plena oscuridad de aquella habitación, aconteció otro gran milagro. Salieron del baúl brillantes rayos, haciendo que la pareja se despertase. Vieron entonces una espectacular visión de ángeles adorando la Hostia sangrante. La mujer no pudo más y confesó el gran pecado a su esposo. Los dos se arrepintieron y pasaron el resto de la noche arrodillados en adoración y reparación ante la Hostia Milagrosa.
Por la mañana informaron al sacerdote de la parroquia, el cual fue a la casa y escuchó la historia relatada por la mujer. El sacerdote retornó la Hostia a la iglesia de San Esteban en solemne procesión, acompañado por muchos del clero y laicos. La Hostia continuó sangrando por tres días. Finalmente se decidió ponerla, aún sangrando, en un relicario de cera de abeja. Allí permaneció la Sagrada Hostia por mucho tiempo hasta que ocurrió un segundo milagro.
El sacerdote encerró la Sagrada Hostia en un envase de cera y lo colocó en el tabernáculo. Fue entonces que ocurrió otro milagro. Cuando el sacerdote abrió la puerta del tabernáculo, el envase de cera se había roto en muchos pedazos. En su lugar había un envase de cristal que contenía la sangre de la Hostia mezclada con la cera. Esta se puede aún contemplar junto al relicario mayor que es del 1782. En la actualidad la Sagrada Hostia se mantiene en un trono Eucarístico del siglo XVIII, sobre el altar mayor. La Iglesia de San Esteban es también conocida como el Santuario del Santo Milagro.
A través de los siglos, la Hostia ha emitido nuevamente sangre y en ella se han visto aparecer varias imágenes de Nuestro Señor Jesucristo. Entre los testigos está San Francisco Javier, el apóstol de las Indias, quien visitó el santuario antes de irse en misión, así como un arzobispo de Lisboa.
Procesión Eucarística con la Hostia sangrante:
Desde que ocurrió el milagro hasta la actualidad, todos los años, en el Segundo Domingo de abril, El Milagro Eucarístico sale en procesión desde la casa de los esposos donde ocurrió el milagro, en la Vía delle Stuoie, hasta la Iglesia del Milagro. La casa ha sido capilla desde 1684.
El Milagro Eucarístico de Santarém, es considerado el más importante después del de Lanciano.
Se han comisionado estudios e investigaciones canónicas, siendo las más relevantes las de 1340 y 1612, las cuales probaron sin lugar a dudas la autenticidad y antigüedad del Milagro Eucarístico.
El Milagro Eucarístico de Santarém solo dejó la ciudad una vez, cuando las tropas de Napoleón invadieron a Portugal en 1810. Por temor a que el Milagro fuese profanado en manos de los franceses se llevaron y terminó en Lisboa, en la Iglesia de Pacao. Más tarde, al no ser devuelto el Milagro a Santarém, los ciudadanos de esa ciudad hicieron una protesta en masa. El Milagro Eucarístico fue devuelto a Santarém sigilosamente, para evitar la resistencia de los capitalinos, a quienes no se les comunicó lo del traslado hasta el 2 de diciembre de 1811.
El santuario fue restaurado por D. Antonio Francisco Marqués, obispo de Santarém y abrió sus puertas solemnemente el 7 de marzo de 1996. Hoy cuenta con un pequeño museo tras el altar mayor. El Milagro de Santarém es expuesto cuando los peregrinos lo piden con anticipación. Entonces lo pueden contemplar muy de cerca. La Sangre sigue en estado líquido, casi 800 años después de ocurrir el milagro.
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