Para decir antes de acostarse:
¡Oh Divino Jesús, que durante la
noche estáis solitario en tantos tabernáculos del mundo, sin que ninguna de vuestras
criaturas vaya a visitaros y adoraros!
Yo os ofrezco mi pobre corazón,
deseando que todos sus latidos sean otros tantos de amor y adoración. Vos,
Señor, estáis siempre en vela bajo las especies Sacramentales, vuestro amor
misericordioso nunca duerme ni se cansa de velar por los pecadores.
¡Oh Jesús amantísimo, Oh Jesús
solitario! Haced mi corazón cual lámpara encendida, en caridad se inflame y
arda siempre en vuestro amor. ¡Vela oh Centinela Divino! Vela por el mísero
mundo, por los sacerdotes, por las almas consagradas, las extraviadas, por los
pobres enfermos, cuyas noches interminables necesitan tu fortaleza y tu
consuelo; por los moribundos, y por este tu humilde siervo, que para mejor
servirte descansa, pero sin alejarse de Tí, de tu Sagrario, donde vives en la
soledad y el silencio de la noche.
Sea siempre bendito, alabado,
adorado, amado y reverenciado, el Corazón Sagrado de Jesús en todos los
Sagrarios del mundo.
Amén.
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