Protege a tus hijos de la pornografía,
hablando con ellos.
Los padres deben hablar con los niños
sobre este asunto mucho antes de que el mundo les muestre la primera imagen
pornográfica. Tristemente esto ocurre muchos años antes de la adolescencia.
María Josie Hernández Cabrera nos dice:
Recientemente tuve la fortuna de estar en
el Encuentro Mundial de las Familias celebrado en la ciudad de Filadelfia, en
Estados Unidos. Uno de los eventos a los que asistí, donde participaron
reconocidos conferencistas internacionales, fue un panel de discusión en el que
se trataron temas de gran relevancia como el de los efectos negativos de la
pornografía.
Matt Fradd, uno de los panelistas dedicado
desde hace muchos años a investigar y hablar sobre el tema, insistía en la
importancia de que los padres hablen con los niños sobre este asunto. Es vital
que lo hagan mucho antes de que el mundo (los compañeros de clase, algún
conocido o un aparato electrónico) les muestre la primera imagen pornográfica,
sin saber qué hacer ante ella.
¡No esperes ni un día más!
La mayoría de los padres imaginamos tener
este tipo de conversación cuando nuestros hijos han alcanzado la adolescencia.
Tristemente, la realidad nos muestra que los niños están expuestos a estas
imágenes tan dañinas, desde una edad muy temprana.
Déjame contarte una historia: cuando
Gerardo tenía 7 años, sus primos le mostraron una revista pornográfica. Después
de ese impacto inicial, comenzó a sentir un desmedido interés por buscar más
imágenes de ese tipo, a pesar de que no tenía ningún conocimiento sobre lo que
eran las relaciones sexuales. Esa necesidad satisfecha por el Internet, lo
llevó poco a poco a una adicción que trató de combatir inútilmente por décadas.
Casos de niños como Gerardo, llevaron a la
organización Porn Proof Kids (Niños a Prueba de Pornografía) a publicar un
libro llamado "Buenas Fotografías, Malas Fotografías" para ayudar a
los padres a abrir la puerta a esta importante conversación con sus hijos.
Basándome en esta maravillosa publicación,
te comparto cinco preguntas y respuestas que sugiere el libro para empezar a
hablar de pornografía a tus niños pequeños.
1. ¿Qué es la pornografía?
Son imágenes de personas con poca ropa o
sin ella, que causan mucho daño a tu cerebro. Al ver estas imágenes puedes
experimentar dos sentimientos opuestos al mismo tiempo: una sensación de estar
haciendo algo incorrecto y al mismo tiempo, emoción, bienestar y el deseo de
ver más, lo que puede convertirse en una adicción.
Lee: Querido hijo, lo que desearía que
supieras acerca de la pornografía.
2. ¿Qué es una adicción?
Una adicción es estar atrapado en un
hábito muy malo. Los adictos con frecuencia toman terribles decisiones para sus
vidas y mienten para esconder sus adicciones.
3. ¿Qué es mi centro de atracción?
Es una parte de tu cerebro muy poderosa
que tiene una función importantísima: hacer que una mamá y un papá se enamoren
y juntos formen una familia. Sin embargo, la pornografía puede engañar a tu
cerebro y hacer que tu centro de atracción se active antes de tiempo, cuando
todavía no estás listo para experimentar esas sensaciones. Esto hará que la
parte pensante de tu cerebro pierda la capacidad para controlarlas. Esta es la
razón por la cual debemos mantenernos alejados de la pornografía.
4. ¿Cómo puedo convertirme en un adicto?
Los recuerdos de imágenes pornográficas,
pueden convertirse en un deseo intenso de ver más fotografías o videos. El
cerebro, sin embargo, se aburre pronto. Una adicción comienza cuando la gente
busca pornografía nueva y más intensa para poder estimular su centro de
atracción.
Relee: Niños pequeños y pornografía: sí,
en la misma frase.
5. ¿Qué puedo hacer?
Lo mejor que puedes hacer es mantenerte
siempre alejado de la pornografía, pero si alguna vez te ves frente a una de
estas imágenes, necesitas un plan de acción para evitar caer en una adicción.
El plan puede ser este: ¡El
plan Can Do! (¡Puedo hacerlo!)
¡Estos
son los pasos a seguir de la técnica que el libro llama: Can Do!:
1- Cerrar
los ojos, inmediatamente
2- Avisar
a un adulto de confianza
3- Nombrar
eso que estoy viendo: ¡Eso es pornografía! ¡Esa imagen me hace daño!
4- Distraerme
con algo diferente: salir a jugar, pasear al perro, leer un buen libro, hacer ejercicio....
Ordenar a la parte pensante de mi cerebro
que tome el control. Decirle a la parte sensible que a pesar de la curiosidad que esta imagen me
causa, elijo por mi bien decir no a la pornografía.
Como padres debemos recordar que la
adicción no es el único peligro de la pornografía, el consumo de ésta lleva a
las personas a ver a los demás como objetos de auto gratificación y al sexo
como una diversión violenta. Esto puede resultar en disfunciones sexuales,
relaciones personales nocivas, fracasos matrimoniales y un sin número de
problemas psicológicos, emocionales, afectivos y espirituales. La pornografía
está ahora al alcance de cualquier niño que toma el celular de mamá para ver
caricaturas o entretenerse con videojuegos.
¡Debemos actuar ahora! Mañana podría ser
demasiado tarde.
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