Una posada tradicional inicia con el rezo del Rosario.
Del 16 al 24, los católicos deben rezar nueve rosarios (un novenario), como una
preparación espiritual al Nacimiento de Jesús.
PRIMERA
MEDITACION:
TIEMPO DE ESPERA Y CONVERSION
El tiempo de Adviento es un tiempo de espera activa en búsqueda del
encuentro definitivo con el Señor Jesús. Espera activa que implica tener deseos
de cambiar, de prepararse; es por eso que en este tiempo estamos llamados a la
exigencia radical, a la conversión, al cambio de vida, a volver nuestros pasos
al camino de Dios; llamados a la conversión que debe abarcar todo nuestro ser y
que debe llevarnos a cambiar nuestros pensamientos, sentimientos y acciones;
poniéndolas en concordancia con la manera de pensar, sentir y actuar de Jesús.
SEGUNDA MEDITACION:
LA ORACIÓN
El Adviento es tiempo de acercamiento sincero al Señor, quien está por
venir y que a la vez ya está entre nosotros. Pero no podemos acercarnos a Él
sino lo buscamos, sino estamos en constante tensión por ponernos en su
presencia. La oración, personal y comunitaria, constituye un medio eficaz de
búsqueda hacia un encuentro real con el Señor Jesús; mediante la escucha
atenta, la meditación y la interiorización de su Palabra, lo que debe
constituirse en una exigencia y necesidad en este tiempo de espera.
TERCERA MEDITACION:
LA PENITENCIA
Dios nos envía un Salvador, su propio Hijo. ¿Pero estamos realmente
preparados para acogerlo y recibirlo en toda su dimensión? Pongamos todo de
nuestra parte, por asumir, sin contemplaciones, durante este tiempo de espera
todos los sufrimientos, problemas y dolores que encontramos en nuestro camino
de santidad buscando ponernos en forma concreta, en la Cruz del Señor, viviendo
estas dificultades en sentido oblativo, de sacrificio y entrega; mediante la
penitencia, medio necesario de preparación y espera hacia un encuentro
definitivo con el Señor Jesús.
CUARTA MEDITACION:
LA CARIDAD
La caridad, se nos presenta como un excelente medio de espera y
conversión en el tiempo de Adviento; ya que sólo a través de nuestra comunión
de amor con el Señor, estaremos en condiciones de amar realmente a nuestros
hermanos y de practicar la verdadera caridad con ellos. La caridad debe
llevarnos durante este tiempo expresarla concretamente a través de la atención
de los más pobres y necesitados, buscando su promoción integral y radicalizando
nuestra obligación de ser “guardianes del hermano” preocupándonos de colaborar
con él para aliviar sus necesidades y problemas. ( Se sugiere cantar el primer Ave María).
QUINTA MEDITACION:
MARÍA NOS EDUCA EN LA ESPERA
María, con su “Fiat”, acepta ser la Madre de Dios y al hacerlo dirige
todo su esfuerzo por cumplir a cabalidad tal misión y espera ansiosa aquel
momento de máxima felicidad, como es el nacimiento del Señor Jesús; pero esta
espera de la Madre no es una espera pasiva, sino por el contrario es una espera
activa, demostrada en las acciones de Santa María durante la visita a su prima
Isabel.
Reflexionemos sobre nuestra actitud de espera de la llegada de Jesús y
dejémonos educar por María en la espera paciente y activa. Cantamos MADRE
NUESTRA.(Se sugiere encender el cirio de la Virgen).
ORACIÓN FINAL
En este tiempo de Adviento como cristianos comprometidos estamos
llamados a vivir en actitud de tensión y búsqueda de la presencia del Señor
Jesús y en espera de su retorno definitivo. Pidámosle a Santa María que nos
enseñe a esperar con su misma fe.
Terminamos rezando la Salve:
Dios te salve Reina y Madre, Madre de Misericordia, vida y dulzura esperanza
nuestra, Dios te salve. A tí llamamos los desterrados hijos de Eva, a tí
suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, oh Señora
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de
este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh Clementísima,
Oh piadosa, Oh dulce Virgen María, ruega por nosotros Santa Madre de
Dios, para que seamos dignos de alcanzar, las gracias y promesas de nuestro
Señor Jesucristo en el cielo, amén.
En el
Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
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