Un sacramental exorcístico y purificador.
En las puertas de
las Iglesias normalmente hay pilas con agua bendita y normalmente los
cristianos mojamos nuestros dedos en ellas y nos hacemos la señal de la cruz,
¿Pero por qué lo hacemos? ¿Qué función cumplen esas pilas ahí en las puertas de
los templos?
Estas mismas pilas
las tenemos en nuestras casas con recipientes agua bendita y nos bendecimos con
ella y la aspergemos. ¿Y por qué la usamos también en nuestras casas? ¿En qué
momentos la debemos usar?
Según la tradición
fue San Alejandro I en el segundo siglo
que instituyó el uso del agua bendita.
Se trata de una
práctica piadosa que lamentablemente las generaciones más jóvenes no están
conociendo y por tanto están cumpliendo menos que la gente de mayor edad.
El rico simbolismo
de esta antigua tradición evoca varias cosas.
NOS RECUERDA EL BAUTISMO
El agua bendita
nos remite a nuestro bautismo, que fue el momento en que entramos a formar
parte de la familia de Dios al ser reconocidos como hijos de Dios.
A través del agua
que fue vertida sobre nuestras cabezas, nos convertimos en “templos del
Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19). Ahí comienza nuestra adopción filial por
parte del Creador.
Sobre nuestras
cabezas se derrama el agua bendita y el sacerdote lo hace en nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo, o sea una bendición triple.
Bautismo
Nuestros dedos
mojados en el agua bendita y la señal de la cruz con ellos no retrotraen a
aquel momento, cuando tuvimos una experiencia misteriosa y fundacional de
recibir el sacramento del bautismo.
Y el que estas
pilastras estén en la puerta de los templos es una invitación de la Iglesia
para que hagamos tal reconexión. Que demos gracias a Dios por nuestra dignidad
de ser amados por él y para refrescar nuestra conciencia de que somos hijos
adoptados por Dios y miembros del cuerpo místico de Cristo.
NOS PURIFICA LA MENTE Y EL CORAZÓN
También es un
sacramental que tiene efectos espirituales imitando los sacramentos, lo cual lo
expresa de este modo el catecismo de la Iglesia católica:
1667 “La Santa
Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados
con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos,
sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos,
los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se
santifican las diversas circunstancias de la vida”.
¿Cuál es el efecto
que persignarse con agua bendita tiene sobre nosotros?
El “efecto” de
esta bendición es principalmente básicamente de limpieza.
Nuestra intención
al entrar en un templo es adorar a Dios y para ello tenemos que estar limpios,
pero también vamos a misa y comulgamos para estar limpios, para purificar
nuestras mentes y cuerpos de nuestros pecados, de nuestra falta de fe, de
nuestros procederes indignos, de nuestras debilidades.
De algún modo este
gesto es un aspecto exterior de algo que nos debe suceder en el interior, o sea
nuestro arrepentimiento y purificación.
No en vano en
nuestras casas limpiamos las cosas con agua, las lavamos. Entonces del mismo
modo nosotros hacemos un símil de lavarnos internamente con este signo.
Buscamos un efecto sobrenatural de un hecho natural de persignarnos con el agua
bendita.
Por lo tanto,
desde el punto de vista sacramental, la conexión se extiende a lo sobrenatural.
También esto está
acompañado con algún tipo de oración que podemos decir en ese momento pidiendo
la purificación y la gracia para limpiarnos.
Los salmos se
refieren a esto:
51:9 Purifícame
con el hisopo y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Este tipo de gesto
purificador pone nuestra mira en Dios y es una oración hacia él; por más que no
digamos palabras oramos con nuestros actos.
Es un adicional a
la liturgia que nos permite seguir viviendo la liturgia.
MUESTRA LOS
LÍMITES DEL ESPACIO SAGRADO
En la medida que
las pilas de agua bendita están en la entrada de los templos, son señales y
marcas que definen un espacio.
De aquí hacia
afuera es el espacio secular y de aquí para adentro es el espacio sagrado. Y el
gesto que hacemos cuando entramos o salimos de ese lugar marca la diferencia de
geografías.
Cuando entramos es
como que dejamos el mundo para ir a un área sagrada y cuando salimos es que
volvemos a trajinar en el mundo profano.
Y esto se puede
palpar claramente. Salimos del ruido y el stress del espacio profano y entramos
en otro donde reina el silencio, con luces menos estridentes, donde todo está
armado para mostrarnos un mundo de belleza espiritual, donde nosotros debemos
orar y adorar a Dios, lo cual refresca nuestra vida y renueva nuestras
emociones.
Cuando hacemos el
gesto al salir del templo nos ayuda a entrar en el mundo profano, que es
peligroso y añoramos quedarnos en el sagrado, pero sabemos que no podemos.
Este mismo gesto
lo realizamos en forma privada en nuestras casas. Hay gente que conserva
recipientes con agua bendita y se bendice con ella al entrar y salir,
simbolizando que pasa de un mundo a otro.
La experiencia
física de sentir el agua santa limpia y fresca en nuestra piel expresa y
fomenta la renovación espiritual. Nos ayuda a hacer la transición de la
actividad normal en la actividad especial.
EL VALOR
EXORCÍSTICO DEL AGUA BENDITA
Según el exorcista
y demonólogo Padre José Antonio Fortea el santiguarse el santiguarse con agua
bendita al entrar en una iglesia no es un mero símbolo sino que tiene un poder
exorcístico real.
El agua bendita
produce tres efectos:
“Atrae la gracia
divina, purifica el alma y aleja al demonio.
La Iglesia ha
orado sobre esa agua con el poder de la Cruz de Cristo. El poder sacerdotal ha
dejado una influencia sobre esa agua. Al mismo tiempo purifica parte de
nuestros pecados, tanto los veniales como el reato que quede en nuestra alma.
Aleja al demonio.
El demonio puede entrar perfectamente en una iglesia, sus muros no le
contienen, el suelo sagrado no le refrena. Sin embargo el agua bendita, sí que
le aleja.”
Y continúa:
“La gente se suele
quejar de que se distrae mucho en la Iglesia, el demonio tiene gran interés en
distraernos justo cuando vamos a estar en contacto con las realidades sagradas.
Por eso es tan útil el agua bendita de la entrada. Aun usando el agua bendita
podemos despistarnos, pero tendremos la seguridad de que las distracciones
proceden de nosotros y no del demonio”.
Aquí puede leer
las oraciones para bendición y exorcizar el agua bendita.
FORMAS PRIVADA DE
USAR EL AGUA BENDITA
Una forma de uso,
como ya hablamos, es persignarse con agua bendita. Otra es aspergerla
(salpicarla) sobre sí mismo o sobre otras personas, lugares u objetos.
Los momentos de
uso son múltiples.
Uno es cuando una
persona hacer algo importante y siente
malestar, bajón, dolor de cabeza, en cuyo caso usa el agua bendita.
Otro es cuando se
producen problemas de relación entre las personas, una pelea, desarmonía, en
las cuales siempre está metido el maligno. La señal de la cruz con agua bendita
lo ahuyenta.
También sirve
cuando un mismo está irritado, de mal humor, las cosas no le salen.
También algunos
consideran que puede librarnos de accidentes y hasta ayudar a recuperarnos de
enfermedades.
Hay gente que
hasta cocina con agua bendita, le pone un chorrito de agua a la comida para
proteger y bendecir a su familia, y para que lo cocinado salga bien.
Para que el agua
sea bendita debe estar bendecida por un sacerdote según el ceremonial del
“Ritual de Bendiciones” y en el propio “Misal Romano”.
Por todo esto es
recomendable que las personas anden con agua bendita encima para usar en
diferentes momentos, asperger la casa de vez en cuando con ella y santiguarse
con ella al entrar y salir de la casa, y desde luego hacer esto con el agua
bendita en las pilas a la entrada de las iglesias.
Tomado de: Foros de la Virgen
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