Van Paixão sólo quería tocar las maracas
Samba, mujeres, y bebidas... pero una señora de 72
años lo llevó a la fe y al sacerdocio
El joven Ivan estaba muy lejos de Dios cuando aquella
señora le acogió como una madre, con oración y cariño, y le mostró un Dios de
Amor.
De comunista, ateo y considerar la religión como
«el opio del pueblo»... a sacerdote
Su madre fue violada con 13 años, no abortó, y
su hijo, sacerdote, perdonó y confesó a su padre
Un español en orfanatos soviéticos: se bautizó
porque «las niñeras buenas eran creyentes todas»
«Estaba hasta arriba de ácidos, me sentí muy
mal... y le dije a Dios: si existes este es tu momento»
Ivan Paixão fue ordenado sacerdote en 2010, en la
comunidad Canción Nueva (www.cancionnueva.com, Cançao Nova), una de las grandes
comunidades católicas carismáticas de origen brasileño.
Pero él llegó a la fe después de una vida de
"samba, mujeres y bebidas" en Sao Paulo. Lo que le acercó a Cristo
fue que ¡quería aprender a tocar las maracas! Y su maestra, una señora de 72
años, fue quien le acogió como un hijo y le llevó a Dios.
Peleas peligrosas
"En ciertos momentos de mi vida, hacia los 14
años, tenía muchas dificultades de relación con mis padres. Me metí en peleas y
en realidades en las cuales casi perdí la vida, y casi cometí el error de haber
quitado la vida a alguien", recuerda.
"Me gustaba la samba, conocía todos los bares de
Sao Paulo y también me gustaba ir a los barrios de las favelas. Tuve algunas
amistades buenas, pero cuando caminamos sin Dios nos encontraremos también a
personas que no quieren nuestro bien".
"Mi vida caminó por ese medio: samba, mujeres y
bebidas y eso me llevó a una etapa de vida en cual ya vivía un vacío
existencial muy grande. Y en mi casa había muchas peleas. Mi madre se ponía muy
enferma por mi causa y yo iba camino hacia la marginalidad".
Una profesora de música... y de vida
El joven Ivan salía por entonces con una chica que le
presentó a una señora mayor que era profesora de música, porque a él le hacía
ilusión aprender a tocar las maracas.
Esa señora le habló de Dios, y cambió su vida.
"Una señora de setenta y dos años me vino a
hablar de Dios en el día que fui a presentarle un trabajo. Yo dije: “Entonces,
si ella no hace el negocio, por lo menos para ir a su casa a aprender a tocar
la maraca, yo voy. ¡Fue ahí cuando Dios me tomó!”, recuerda.
"Porque ella era una mujer de mucha oración, me
acogía muy bien, como un hijo, y toda la comprensión que no tenia en mi casa yo
encontré en su casa. Ella empezó a evangelizarme y mi vida empezó a cambiar:
comencé a dejar la bebida y las mujeres, pasé a vivir en castidad y ella fue
introduciéndome en las prácticas cristianas, a través del Rosario y del anuncio
de un Dios que me ama, un Dios de Amor. Mi vida iba siendo transformada y fui
buscar la reconciliación con mi familia".
Hoy es director de jóvenes. Su experiencia le sirve hoy que es sacerdote.
"Dios me da la gracia de donarme, como aquella señora que me evangelizó, y
estoy sirviendo también en el Instituto Canción Nueva, donde soy director
espiritual, cuidando de los alumnos de allá, que son cerca de novecientos
jóvenes. Puedo aportarles algo de experiencia, pero sobre todo puedo anunciar
ese Dios de amor, que un día me fue anunciado y cambió mi vida".
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