ORACIÓN PARA REZAR EN EL LUGAR DE TRABAJO
San
Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial, acompáñanos con tus ángeles
en este lugar de trabajo. Que tus ángeles nos protejan. No permitas que nada
malo nos pase y que nada malo hagamos. Y que otra partida de tus ángeles, ¡Oh,
Príncipe de la Milicia Celestial! vuelen a nuestros hogares, Invadan nuestras
habitaciones, rodeen a nuestros seres queridos y los protejan allí donde estén,
allí donde vayan, para que nada malo les pase. Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL POR LOS CONSAGRADOS Y VOCACIONES
Arcángel
San Miguel, protector y guardián de los hombres, tú que brillas con resplandor,
líbranos de todo mal. Asístenos con tu presencia para que los Consagrados y
Sacerdotes sean más fieles a la Palabra de Dios y más generosos en el servicio
a los hermanos. Que por tu intercesión muchos jóvenes se consagren al
seguimiento de Jesús en la vida sacerdotal y religiosa. Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL POR LOS QUE SUFREN
Arcángel
San Miguel, protector y guardián de los hombres, tú que brillas con resplandor,
líbranos de todo mal. Humildemente te pedimos que asistas a los que sufren en
su cuerpo y en su alma. No permitas que ningún espíritu maligno se nos acerque
para perjudicar nuestro caminar hacia el Eterno Padre. Ayúdanos a sufrir con
amor lo que nos toca en esta vida para llegar purificados a Dios. Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL POR LOS JÓVENES Y NIÑOS
Arcángel
San Miguel, protector y guardián de los hombres, tú que brillas con resplandor,
líbranos de todo mal. Tú que eres la “Victoria de Dios”, haz que nuestros niños
y jóvenes vivan el Reino de Dios con generosidad y entrega. Libra a los niños y
a los jóvenes de las mentiras del maligno; del engaño del consumismo y del
individualismo. Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL PARA PEDIR PROTECCIÓN DEL CIELO
Oh
gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos
celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la iglesia, vencedor,
terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente te rogamos,
te dignes librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu
favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable
protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos
esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la
muerte, para que defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus
asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por tí, libres de
toda culpa, ante la Divina Majestad. Amén.
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