¡Oh María,
Hija humildísima del Padre, Madre Purísima del Hijo, Esposa amadísima del
Espíritu Santo! Yo te amo y te ofrezco todo mi ser para que lo bendigas. Madre
admirable, Consuelo del que llora, Abogada dulcísima de los pecadores, ten
piedad de todos aquellos a quienes amo; y por tu Inmaculado Corazón, Sagrario
de la Santísima Trinidad, Asiento de tu poder, Trono de Sabiduría y Piélago de
bondad, alcánzanos que el Espíritu Santo forme en nuestro corazón un nido en
que repose para siempre.
Alcánzame lo
que con todo el fervor de mi alma te pido, por los merecimientos de Jesús y los
tuyos, si es para gloria de la Trinidad Santísima y bien de mi alma, ¡Virgen
Santa, Esposa del Espiritu Santo, acuérdate de que eres mi Madre! Amén
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