El 14 de junio de 1887 habló así San Juan Bosco:
“Hace
unas noches soñé que se me aparecía la Santísima Virgen y me reprochaba por
haberme callado últimamente acerca de la grave obligación de dar limosna. Y me
dijo: “Mire que, aunque uno sea sacerdote puede perderse por pecados contra el
sexto y el séptimo mandamiento”. Y me insistió en que son muchos los que se
pierden por no haber hecho buen uso de las riquezas, por hacer uso indebido de
sus bienes, y no repartir lo suficiente a los pobres. Y añadió: “Si los que
tienen bienes de fortuna repartieran entre huérfanos y pobres lo que no les
resulta muy necesario, sería mucho mayor el número de los que lograrían
salvarse. Pero desafortunadamente son muchos los que se guardan para ellos
solos sus riquezas y esto será su perdición”.
NOTA:
Desde hacía varios años venía Don Bosco hablando muy fuertemente a los ricos y
a todos los que tenían algunos bienes de fortuna, acerca del gravísimo deber
que tiene todo cristiano de compartir sus bienes con los necesitados. Muchos lo
criticaban por esto y hasta lo querían acusar ante las autoridades eclesiásticas
por hablar tanto acerca de los graves peligros que les esperan a los que tienen
bienes si no los comparten con los necesitados.
El
santo repetía: “Si ahora no reparten voluntariamente sus bienes a los pobres,
un día ellos vendrán con un puñal u otra arma en las manos y se lo quitarán a
la fuerza”. Y se quejaba de que a muchos sacerdotes les da pena insistirle a la
gente acerca de lo grave que es la obligación de dar limosnas, y limosnas
proporcionadas a lo que cada uno tiene o gana. (No migajas que no se sienten.
Que eso sería un engañarse uno a sí mismo. Si lo que se da a los demás no
cuesta nada, eso no es dar, es sólo un engañarse. La limosna debe empobrecer en
algo al que la regala).
Repetía
y repetía que el recomendar a los otros que se dediquen a dar limosnas
generosas es hacerles un gran favor, porque según dijo Tobías en la Santa
Biblia: “La limosna borra multitud de pecados”. Pero lo criticaban tanto por
enseñar esto, dispuso callarse últimamente. Y fue entonces cuando se le
apareció la Santísima Virgen en persona a regañarlo por haberse callado y a
recordarle que, aunque uno sea sacerdote puede perderse si vive pecando contra
el sexto mandamiento o no reparte debidamente sus bienes a los pobres.
Después
de este sueño el santo llamó al Padre Bonetti, buen escritor, y le dijo: -Por favor:
redacte un libro acerca de la grave necesidad y obligación que tiene todo buen
cristiano de dar limosnas. Y repártanlo por todas partes. El Padre Bonetti
publicó ese libro al año siguiente, unos meses después de la muerte del santo.
El título del libro era: “Cómo ganarse el cielo dando limosnas en la tierra”.
Es
curioso que ésta es quizás la última aparición de la Santísima Virgen a Don
Bosco, y la hizo para insistirle en un tema importantísimo para la salvación:
Dar limosnas. Ayudar a los pobres con toda generosidad. No hacer mal uso de las
riquezas. Ahora existe un libro muy hermoso acerca de este tema (cuya lectura
recomendamos como enormemente provechosa).
Su
título es: “CÓMO HACERSE RICO PARA EL CIELO, DANDO LIMOSNAS EN LA TIERRA” por el Padre Eliecer Sálesman. En ese bello libro está lo que San Juan Bosco enseñaba acerca de la
grave obligación que cada uno tiene de dar limosnas según sus posibilidades, y
además otros muchos ejemplos muy hermosos. No dejemos de leerlo, su lectura
puede ser de gran provecho para el alma.
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