Recuerdo una vez que estube en un negocio en el extranjero, en donde vendían todo tipo de máscaras. Habían de super héroes, de animales, de terror, de extraterrestres, de artistas de cine y personalidades muy famosas…. era solo cuestión de pagar unos dólares y ya eras otra persona.
En nuestro mundo real, las máscaras no se
compran, sino que se inventan. Las hay de gente muy bondadosa, pero su rostro
verdadero es “…yo te doy, pero me das algo a cambio”; de gente muy preocupada
por nosotros, pero su rostro verdadero dice “manipulación”; de gente muy
exitosa, pero su rostro verdadero dice: “necesidad de aceptación”; de gente que
pretende ser consejera de otros, pero su rostro verdadero dice “chismoso” … en
fin, máscaras que saturan nuestra sociedad de falsedad.
¿Por qué nos ponemos máscaras? Porque tenemos
temor de que nos conozcan tal cual somos. Que las personas que nos rodean, no
nos acepten como somos y que nos rechacen por nuestras debilidades.
Hoy es buen momento, para que quitemos las
máscaras que hay en nuestros rostros. Máscaras que no dejan ver la hermosura de
nuestros rostros. Sintámonos seguros que si tenemos debilidades y fallas, es
porque así fuimos creados y para Él somos perfectos.
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