Fuí al Hospital del Señor, a hacerme una
revisión de rutina, y pude constatar que estaba enfermo:
Cuando Jesús me tomó la presión vio que
estaba baja de ternura.
Al medirme la temperatura el termómetro
registró 40 grados de egoísmo.
Hizo un electrocardiograma y el
diagnóstico fue que necesitaba varios “by-pases” de amor porque mis venas
estaban bloqueadas y no abastecían mi corazón vacío.
Pasé hacia ortopedia: no podía caminar al
lado de mi hermano, y tampoco podía abrazarlo porque me había fracturado al
tropezar con mi vanidad.
También me encontraron miopía, ya que no
podía ver mas allá de las apariencias, cuando me queje de sordera Jesús me
diagnostico quedarme solo en las palabras vacías de cada día.
Señor, prometo al salir de aquí usar
solamente los remedios naturales que recetas en el Evangelio…
Al levantarme tomare un vaso de
agradecimiento.
Al llegar al trabajo, una cucharada sopera
de buen día.
Cada hora un comprimido de paciencia y una
copa de humildad.
Al llegar a casa, Señor, voy a tener diariamente
una inyección de amor y al irme a acostar: dos cápsulas de conciencia y
tranquilidad.
¡Gracias Señor porque las consultas son gratuitas, por
tu gran Misericordia!
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