Padre
amoroso, hoy he decidido ayunar.
Recuerdo que tus profetas ayunaban,
Recuerdo que tus profetas ayunaban,
que Jesús
Nuestro Señor ayunó,
y que
también lo hicieron Sus discípulos.
La Santísima
Virgen también ayunó
y ahora me
invita a que yo lo haga.
Padre
Eterno, te ofrezco este día de ayuno.
Que a través
de él pueda yo estar más cerca Tuyo,
me muestre Tus
caminos y abra mis ojos
para que
reconozca Tus muchos dones.
Que mi
corazón rebose de amor hacia Ti y hacia mi prójimo.
Señor, que
este ayuno me haga crecer en comprensión
hacia el
hambriento, el que está desposeído, el pobre.
Haz que vea
mis posesiones como dones del peregrinar
que deben
ser compartidos.
Dame también
la gracia de la humildad
y la fuerza para
hacer Tu Voluntad.
Señor, que
este ayuno me limpie de los malos hábitos,
calme mis
pasiones, y aumente en mí Tus virtudes.
Y tú, Madre
mía, obtén para mí la gracia de ayunar con alegría,
que mi
corazón pueda cantar Contigo
un canto de
acción de gracias.
Pongo en Tus
manos mi decisión de ayunar con firmeza.
Enséñame, a
través del ayuno, a ser más y más
como Tu Hijo
Jesucristo, por medio del Espíritu Santo.
Amén.
Amén.
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