Bienvenidos a este su blog de oraciones y reflexiones Católicas, el cual tiene el propósito de servir como instrumento espiritual para desarrollar una vida cotidiana de oración. "Cuando nos descuidamos en la oración emprendemos el camino amplio de la perdición." San Pablo de la Cruz. Deseando que este trabajo sea provechoso a las almas que buscamos el camino al cielo
jueves, 30 de abril de 2015
No te rindas Amig@
No te rindas, aún estás a tiempo de abrazar la vida y comenzar de nuevo, aceptar tu sombra, liberar el lastre y retomar el vuelo.
No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, abrir las esclusas, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor, no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se acalle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tu seno.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque yo te quiero, porque existe el vino y el amor es cierto, porque no hay herida que no cure el tiempo.
Abrir las puertas, quitar los cerrojos, bajar el puente y cruzar el foso, abandonar las murallas que te protegieron, volver a la vida y aceptar el reto.
Recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida, remontar los cielos.
No te rindas, por favor, amig@ , no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se acalle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tu seno.
Porque cada día es un comienzo nuevo, porque ésta es la hora y el mejor momento, porque tienes alas y puedes hacerlo, porque no estás solo y porque yo te quiero.
Sonríe
Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro
sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición.
Que mis ojos sonrían diariamente
por el cuidado y compañerismo
de mi familia y de mi comunidad.
Que mi corazón sonría diariamente
por las alegrías y dolores que compartimos.
Que mi boca sonría diariamente
con la alegría y regocijo de tus trabajos.
Que mi rostro dé testimonio diariamente
de la alegría que tú me brindas.
Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor.
Amén.
Madre Teresa Calcuta
No es fácil
No es fácil...
... pedir disculpas,
... comenzar de nuevo,
... reconocer un error,
... recibir consejos,
... ser considerado,
... soportar el éxito,
... seguir probando,
... abandonar los malos hábitos,
... perdonar y olvidar,
... salir de la rutina,
... sacar provecho de lo poco,
... mantener una norma elevada,
... descubrir el lado bueno de las cosas,
... aceptar una represión merecida,
... amar, aún a tus enemigos,
... tomar tu cruz cada día y seguir a Jesús...
Pero vale la pena.
Oraciones varias a San Miguel Arcángel
ORACIÓN PARA REZAR EN EL LUGAR DE TRABAJO
San
Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial, acompáñanos con tus ángeles
en este lugar de trabajo. Que tus ángeles nos protejan. No permitas que nada
malo nos pase y que nada malo hagamos. Y que otra partida de tus ángeles, ¡Oh,
Príncipe de la Milicia Celestial! vuelen a nuestros hogares, Invadan nuestras
habitaciones, rodeen a nuestros seres queridos y los protejan allí donde estén,
allí donde vayan, para que nada malo les pase. Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL POR LOS CONSAGRADOS Y VOCACIONES
Arcángel
San Miguel, protector y guardián de los hombres, tú que brillas con resplandor,
líbranos de todo mal. Asístenos con tu presencia para que los Consagrados y
Sacerdotes sean más fieles a la Palabra de Dios y más generosos en el servicio
a los hermanos. Que por tu intercesión muchos jóvenes se consagren al
seguimiento de Jesús en la vida sacerdotal y religiosa. Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL POR LOS QUE SUFREN
Arcángel
San Miguel, protector y guardián de los hombres, tú que brillas con resplandor,
líbranos de todo mal. Humildemente te pedimos que asistas a los que sufren en
su cuerpo y en su alma. No permitas que ningún espíritu maligno se nos acerque
para perjudicar nuestro caminar hacia el Eterno Padre. Ayúdanos a sufrir con
amor lo que nos toca en esta vida para llegar purificados a Dios. Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL POR LOS JÓVENES Y NIÑOS
Arcángel
San Miguel, protector y guardián de los hombres, tú que brillas con resplandor,
líbranos de todo mal. Tú que eres la “Victoria de Dios”, haz que nuestros niños
y jóvenes vivan el Reino de Dios con generosidad y entrega. Libra a los niños y
a los jóvenes de las mentiras del maligno; del engaño del consumismo y del
individualismo. Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL PARA PEDIR PROTECCIÓN DEL CIELO
Oh
gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos
celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la iglesia, vencedor,
terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente te rogamos,
te dignes librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu
favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable
protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos
esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la
muerte, para que defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus
asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por tí, libres de
toda culpa, ante la Divina Majestad. Amén.
Consagración de uno mismo a San Miguel Arcángel
Oh
Arcángel San Miguel, postrado en espíritu delante de tu altar, en la sagrada
cueva que tú mismo consagraste en el Monte Gárgano, tu roca fuerte terrenal, yo
te reconozco eterno defensor de los derechos de Dios, en el Cielo y en la
Tierra; Custodio y Patrón Universal de la Iglesia Católica, luz y guía de los
santos, de los sumos Pontífices, de los misioneros, y de todos aquellos que
luchan por la fe de Jesucristo. Humildemente te suplico que aceptes mi
consagración a tu celestial persona.
Yo te
elijo mi Príncipe, soberano y guía en la lucha contra el mal, contra el pecado,
el odio y las tinieblas. A ti te consagro mi persona, mi cuerpo con todos sus
sentidos, mi alma con sus potencias, mi familia, mis bienes externos, presentes
y futuros, en una palabra: todo lo que me pertenece y me es querido.
Por mi parte
te prometo que defenderé siempre y en toda circunstancia con valentía el
estandarte de la Cruz, renovando tu grito: “¿QUIÉN ES CÓMO DIOS?”; afirmando
contra el enemigo del bien mi firme voluntad de defender, amar y hacer conocer,
el Santo Nombre de Dios, María, San José y tu glorioso nombre, oh San Miguel.
Me
esforzaré por vencer el mal por el bien, amar a Dios y al prójimo y observar
fielmente los Mandamientos de Dios y los preceptos de la Santa Iglesia Católica
Romana. Te pido humildemente la gracia de hacer por lo menos una vez durante mi
vida el peregrinaje a tu Sagrada Gruta. Te suplico que me bendigas, me
defiendas, me cuides, oh Arcángel San Miguel, y que pongas mi nombre en el
libro eterno de la vida beatífica.
Tú que
eres el que aquilatas y presentas a las almas a Dios. Tú que eres el primer
Príncipe del Paraíso, ruega por mí, ahora y en la hora de mi muerte. Me
propongo rezar cada día la oración del Sumo Pontífice León Xlll a tu celestial
persona.
Somos
miserables peregrinos en la tierra, pero somos tus devotos. Oh San Miguel Ruega
por nosotros.
Amén.
Oración a San Miguel por la paz del mundo
Amado, Arcángel Miguel,
guardián de las huestes celestiales,
a ti acudimos conociendo de tu generosidad
para todos los que te amamos,
guía nuestro camino por el sendero justo,
no nos dejes caer en la tentación del enemigo,
retira de nosotros toda maldad que venga,
abre caminos a nuestros deseos,
que son solo de bien,
ayuda a nuestras familias
a lograr todos los propósitos buenos.
Corta malos deseos de quienes
estén cerca de nosotros y los
nuestros,
ayúdanos a lograr la paz y
justicia
en todos los países del mundo,
no
nos desampares,
vence con tu espada todo lo malo
que hay,
cúbrenos con tu escudo,
danos tu protección,
danos fuerza para vencer
y lograr el éxito en lo que necesitamos,
quédate en nuestros hogares,
aclara nuestras mentes y corazones.
Haz que el camino de nuestra vida sea claro y limpio,
no me dejes caer en la
desesperanza,
intercede ante Dios por nuestras
intensiones,
que son sinceras,
coloca ángeles que cuiden nuestro camino,
nuestra vida, nuestras familias,
nuestros proyectos,
te entregamos nuestra fe y fortaleza,
por que se que tu harás de nosotros
seres de prosperidad y felicidad.
Gracias Arcángel Miguel
Amén!
Oración de la perseverancia a San Miguel
Glorioso
Príncipe, San Miguel Arcángel, yo, tu humilde siervo te saludo por intermedio
del Sacratísimo Corazón de nuestro Señor Jesucristo, te ofrezco mi amor
por el aumento de tu alegría, de tu fortaleza y de tu gloria. Doy gracias a
Dios por las bendiciones que Él trae para ti y con el que quiere honrarte y
exaltarte a ti por encima de todos los otros ángeles.
Yo
especialmente me encomiendo a tu cuidado en la vida y en la muerte. Quédate
junto a mí, ahora y siempre, sobre todo al final de mi vida. Tuviste la
amabilidad de la consolarme, fortalecerme y protegerme. Obtuviste para mí un
aumento en la fe, en la esperanza y en la caridad.
No permitas que me aparte
de la fe, ni que caiga en la trampa de la desesperación, ni dar por
sentado las buenas obras que realizo y pensar que siempre me encuentro en medio
de la gracia de Dios. Obtener para mí el perdón de mis pecados, la humildad, la
paciencia y otras virtudes, la perseverancia en el bien verdadero, y la gracia
final que me puede dar la gloria a Dios. Amén.
¿Quién es San Miguel Arcángel?
San
Miguel es uno de los siete arcángeles y está entre los tres cuyos nombres
aparecen en la Biblia. Los otros dos son Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia da
a San Miguel el más alto lugar entre los arcángeles y le llama “Príncipe de los
espíritus celestiales”, “jefe o cabeza de la milicia celestial”. Ya desde el
Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el
demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento.
Muy
apropiadamente, es representado en el arte como el ángel guerrero, el
conquistador de Lucifer, poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo
infernal, amenazándole con su espada, traspasándolo con su lanza, o presto para
encadenarlo para siempre en el abismo del infierno.
La
cristiandad desde la Iglesia primitiva venera a San Miguel como el ángel que
derrotó a Satanás y sus seguidores y los echó del cielo con su espada de fuego.
Es
tradicionalmente reconocido como el guardián de los ejércitos cristianos contra
los enemigos de la Iglesia y como protector de los cristianos contra los
poderes diabólicos, especialmente a la hora de la muerte.
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Algunos
testimonios de la defensa de San Miguel a los Papas y la Iglesia:
En el año
452, llegó a Italia el re Atila, quemando y devastando todo por donde pasó con
su armada. Para él, el camino estaba abierto aún el que iba a Roma. Lo fue a
encontrar el gran Pontífice San León Magno suplicándole que no dañe la ciudad
junto con sus habitantes. Después de un breve coloquio, Atila prometió la
paz y se dirigió con los suyos por el camino de regreso.
Sus
generales, que esperaban obtener ricos botines, le reprocharon por su insólita
clemencia.. Atila respondió: “No me he rendido por las palabras del Papa: me
rendí porque vi a un Ángel esplendoroso con la espada desenvainada detrás del
Pontífice listo para matarme.”
Así San
Miguel inició su fiel asistencia a los Pontífices de la Iglesia Romana y
continuará hasta el fin del mundo.
Luego de
100 años aparece nuevamente en Roma sobre la antigua tumba del emperador
Adriano. Sobre este mausoleo, el Papa San Gregorio Magno vio a San Miguel
Arcángel durante una procesión de reparación y penitencia para implorar a Dios
el cese de la peste que cobraba muchas víctimas. El Celestial Príncipe San
Miguel enfundó su espada y la peste se detuvo. Este milagro ocurrió en el año
599, y la gratitud del pueblo romano erigió una estatua a San Miguel sobre la
torre de la antigua tumba imperial.
Se le
apareció en Francia en el año 708 a san Auberto abad, pidiéndole que erija
sobre la cima del Monte Tombe un Santuario en su honor. El santo Abad cumplió
con diligencia la orden del Príncipe Celestial. Desde aquella aparición el
Monte cambió su nombre y por siglos se llama “Monte Saint Michel”.
La mansión terrenal de San Miguel Arcángel sobre el Monte Gárgano:
El Monte
Gárgano está sobre la cima de colinas que rodean el Mar Adriático, Italia.
Hasta el siglo quinto, la cima estaba recubierta de un bosque tupido e ignorada
por todo el mundo, pero luego del año 490 todo cambió.
Leamos la
narración original del antiguo libro del “Liber Pontificalis” de la Curia
Romana.
“Bajo el
gobierno del Papa Felice y del emperador Zeno, un día de aquel siglo tan
lejano, un noble y muy rico señor del Monte Gárgano, que se llamaba también
Gárgano y era el propietario de aquella montaña, desapareció su toro más bello
y de grandeza superior. Después de tres días de búsqueda, decidió ir
personalmente a buscarlo. Después de algunas horas de búsqueda, con gran
estupor encontraron a la bestia de rodillas en la entrada de una caverna
inaccesible. El patrón, viendo la imposibilidad de salvarlo, quiso matarlo con
una flecha envenenada. Pero ante la maravilla de todos, la flecha regresó e
hirió a quien la había lanzado. El patrón cayó sangrando al suelo y los siervos
asustados lo fajaron deprisa y lo llevaron a su casa.
La
noticia se divulgó rápidamente en el pueblo y se convirtió en objeto de
conversaciones. Por este extraño hecho, todos fueron a visitar al Obispo San
Lorenzo Maiorano para consultarle.
El santo
Obispo luego de una breve reflexión ordenó que toda la población haga ayuno y
oraciones durante tres días, para encontrar gracia ante Dios y reconocer el
significado de dicho prodigio.
Al alba del tercer día, 8 de mayo del año 490,
el santo prelado, sumergido en oración nocturna, de repente vio ante sí a un
Ángel más esplendoroso que el sol que iluminó el ambiente y le dijo:
“ Yo soy el Arcángel Miguel que continuamente
está ante la presencia de Dios. Deseando que este lugar se venere en toda la
tierra y sea privilegiado; quise probar con este acontecimiento insólito, que
todo lo que se obra en este lugar sucede por Voluntad Divina. Es Dios que me ha
constituido Protector y defensor de este lugar.”
A la
mañana siguiente, el Obispo comunicó el celestial mensaje a los habitantes de
Siponto. El pueblo, lleno de alegría y de gratitud por dicha aparición, bajo la
guía de San Lorenzo Maiorano se encaminó hacia una devota procesión hacia la
cima del Gárgano y se congratulaban con él por el santo privilegio concedido
por el Cielo, de tener en sus tierras el Palacio Real terrenal del Gran
Príncipe San Miguel Arcángel.
En
septiembre de 493, el Obispo San Lorenzo decidió pedir consejo al Santo Padre,
Gelasio I, sucesor del Papa Felice, por la cuestión de la consagración de la
Gruta. Este dio orden a siete Obispos de los alrededores que se reúnan en
Siponto y con tres días de oraciones comunitarias y ayuno suplicaran al
Arcángel Miguel que se digne manifestar la Voluntad de Dios con respecto a la
consagración de la Sagrada Gruta.
San
Miguel acogió dichas súplicas humildes y confiadas, y en la noche del tercer
día, rodeado por una luz radiante, el Príncipe Celestial se apareció por
tercera vez a San Lorenzo y dijo:
“No
es necesario que ustedes consagren esta Gruta, porque yo elegí a mi Palacio
Real, yo mismo lo he consagrado, asistencia, elevado oraciones y celebrado el
Santo Sacrificio, para comunicar al pueblo. Es a mí, que corresponde cómo he
consagrado este lugar.”
A la
mañana siguiente, San Lorenzo narra a los Obispos y al pueblo la nueva visión y
el mensaje celestial del Arcángel. Con el corazón lleno de júbilo, Obispos y
fieles, entre oraciones y cantos, van en procesión hacia la cima, como lo
cuenta el Códico Vaticano. Algunos de los Obispos tenían una edad muy avanzada
y San Miguel quiso ir al encuentro de ellos con un gesto de exquisita cortesía.
Por lo tanto mandó a 4 águilas de una grandeza desmesurada; dos de ellas con
las alas desplegadas defendían a los peregrinos de los rayos del sol, y las
otras agitaban como si fueran un abanico las alas procurándoles una agradable
frescura a los Obispos y al pueblo.
Cuando
llegaron a la Caverna sagrada, en la Gruta, sobre un bloque de piedra
encontraron una huella de San Miguel. Un altar preparado por San Miguel y
recubierto con un palio purpurino. El altar tenía en el centro una cruz de
cristal purísimo. Todo testimoniaba en la Gruta que su consagración fue hecha
divinamente. Entonces, San Lorenzo presentó a Dios el primer Santo Sacrificio
en presencia de todos los Obispos y de todo el pueblo.
En el año
1655 se desató una peste en todo el reino de Nápoles. Foggia casi se despobló,
y la muerte negra cobró también los habitantes del Monte Gárgano. El
Obispo, Mons. Giovanni Alfonso Puccinelli, constatada la ineficacia de los
medios humanos, recurrió a la poderosa protección e intercesión de San Miguel.
Por lo tanto fue en en un devoto peregrinaje penitencial con el clero y con el
pueblo a la Sagrada Gruta. Después de largas oraciones, lágrimas y gemidos, al
alba del 22 de septiembre, vio aparecer al Arcángel en un enceguecedor
esplendor, y dijo al Obispo:
"Sepa, oh pastor de estas ovejitas, que he obtenido de la Santísima
Trinidad que cualquiera que utiliza con verdadera devoción las piedras de mi
Gruta, alejará de su casa, de la ciudad y de cualquier lugar la peste. Narrad a
todos esta gracia Divina. Vosotros bendeciréis las piedras, esculpiendo sobre
ellas la señal de la cruz con mi nombre.”
Nota:
Sería Muy provechoso restablecer la fabricación de la insignia de San Miguel
según el modelo que él ha indicado. Aunque nos sea contra la peste del cuerpo,
convendría que sea contra la tremenda peste de las almas, causada por la
ignorancia religiosa y por la destrucción de la familia cristiana.
La gran
sueca Santa Brígida, visitando la Gruta de san Miguel, en uno de sus éxtasis
oyó el canto celestial de los Ángeles, el cual terminó con la dolorosa y
profética visión de la decadencia de su culto.
Dice:
“Transcribo fielmente las palabras angélicas:
"Bendito seas oh Señor por habernos creado como vuestros mensajeros y
como apoyo del hombre del cual nos confiaste su custodia. Hacia el hombre Tú
nos enviaste sin ni siquiera privarnos de Vuestra visión. Haz visible la
dignidad con la cual Tú nos has revestido para que se aprenda a tomar en cuenta
nuestro ministerio: aunque aquí, también hoy este Santuario declina, y los del
lugar parece que prefieren, en vez de nosotros, a los ángeles sin luz.”
Una aguda
tristeza llenó el corazón de Santa Brígida, hasta que Jesús se le apreció y le
dijo:
“Los ingratos se darán cuenta de
la pérdida que hacen al olvidarse de los Ángeles, en la hora de la prueba.”
Tomado
del Libro:
¿Quién es San Miguel Arcángel? Del título original en Italiano ¿Che
Es Michelle Arcangelo? Curia Vescovile-Foggia, con Aprobación Eclesiástica;
Nulla Osta 14 octubre 1974 Can. A Messinese Rev. Dal. Giuseppe Lenoti, Obispo
de Foggia.
Coronilla a San Miguel Arcángel
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Amén
Un día
San Miguel Arcángel apareció a la devota Sierva de Dios Antonia De Astónac. El
arcángel le dijo a la religiosa que deseaba ser honrado mediante la recitación
de nueve salutaciones. Estas nueve plegarias corresponden a los nueve coros de
ángeles. La corona consiste de un Padrenuestro y tres Ave Marías en honor de
cada coro angelical.
Promesas:
A los que
practican esta devoción en su honor, San Miguel promete grandes bendiciones a
los que la reciten todos los días:
1- Enviar
un ángel de cada coro angelical para acompañar a los devotos a la hora de la
Santa Comunión.
2- Les
asegura que disfrutarán de su asistencia continua. Es decir, durante esta vida
y también después de la muerte.
3- Serán
acompañados de todos los ángeles y con todos sus seres queridos, parientes y
familiares serán librados del Purgatorio.
En esta
coronilla invocaremos a los nueve coros de ángeles.
Después
de cada invocación rezaremos 1 Padre Nuestro y 3 Avemarías. Ofreceremos esta
coronilla por la Iglesia, para que sea defendida de todas las asechanzas del
demonio, y por los que están más alejados de Dios.
A ser
posible, delante de una imagen del santo Arcángel, hacer un acto de verdadera
contrición y rezar a continuación devotamente las siguientes salutaciones:
INDULGENCIAS
El Papa Pío IX concedió las
siguientes indulgencias:
– Indulgencia parcial, a
los que recen esta Corona con el corazón contrito.
– Indulgencia parcial, cada
día que lleven consigo la Corona o besaren la medalla de los Santos Ángeles que
cuelga de ella.
– Indulgencia plenaria una
vez al mes, a aquellos que la rezaren diariamente, el día que escogieren,
verdaderamente contritos, confesados y comulgados, rogando por las intenciones
de su Santidad.
– Indulgencia plenaria, con
las mismas condiciones, en las fiestas de la Aparición de San Miguel Arcángel
(8 de mayo); de su Dedicación (29 de septiembre); y de los Santos Ángeles
Custodios (2 de octubre).
A ser posible, delante de una imagen del santo Arcángel, hacer un acto de verdadera contrición y rezar a continuación devotamente las siguientes salutaciones:
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos
quien sois, bondad infinita, y porque os amo por sobre todas las cosas, me pesa
de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con
las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente
nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén
V. Oh Dios, ven en mi ayuda.
R. Apresúrate, Señor a socorrerme.
Gloria al Padre…
SALUTACIÓN I. Al primer coro angélico.
Por
intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de Serafines,
suplicamos al Señor nos haga dignos de una llama de perfecta caridad. Amén.
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
3 AVE MARÍA
Dios te
salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
SALUTACIÓN II. Al
segundo coro angélico.
Por
intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de Querubines,
quiera el Señor concedernos la gracia de abandonar el camino del pecado, y de
correr por el de la perfección cristiana. Amén.
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
3 AVE MARÍA
Dios te
salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
SALUTACIÓN III. Al
tercer coro angélico.
Por
intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del sagrado coro de los Tronos,
infunda el Señor en nuestros corazones un espíritu de verdadera y sincera
humildad. Amén.
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
3 AVE MARÍA
Dios te
salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
SALUTACIÓN IV. Al
cuarto coro angélico.
Por
intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de las
Dominaciones, quiera el Señor concedernos la gracia de poder dominar nuestros
sentidos y corregir las pasiones depravadas. Amén.
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
3 AVE MARÍA
Dios te
salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
SALUTACIÓN V. Al quinto coro angélico.
Por
intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de las
Potestades, dígnese el Señor librar nuestras almas de las asechanzas y
tentaciones del demonio. Amén.
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
3 AVE MARÍA
Dios te
salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
SALUTACIÓN VI. Al
sexto coro angélico.
Por
intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro de las admirables
Virtudes celestiales, no permita el Señor que caigamos en las tentaciones, sino
que nos libre de todo mal. Amén.
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
3 AVE MARÍA
Dios te
salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
SALUTACIÓN VII. Al
séptimo coro angélico.
Por
intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los
Principados, dígnese Dios llenar nuestras almas del espíritu de verdadera y
sincera obediencia. Amén.
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
3 AVE MARÍA
Dios te
salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
SALUTACIÓN VIII. Al
octavo coro angélico.
Por
intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los
Arcángeles, quiera el Señor concedernos el don de la perseverancia en la fe y
en las obras buenas, para que podamos conseguir la gloria del paraíso. Amén.
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
3 AVEMARÍA
Dios te
salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
SALUTACIÓN IX. Al
noveno coro angélico.
Por
intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de todos los
Ángeles, dígnese el Señor concedernos que nos guarden en la presente vida
mortal, y después nos conduzcan a la gloria eterna de los cielos. Amén.
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
AVE MARÍA
Dios te
salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
A
continuación se rezan cuatro Padrenuestros: el primero a San Miguel, el segundo
a san Gabriel, el tercero a san Rafael, y el cuarto a nuestro Ángel Custodio.
*En honor a San Miguel Arcángel……
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
*En honor a San Gabriel
Arcángel……
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
*En honor a San Rafael
Arcángel……..
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
*En honor a nuestro ángel
de la Guarda…..
PADRENUESTRO
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
Se
concluye este ejercicio con la siguiente antífona y oración final:
Antífona:
Gloriosísimo
príncipe san Miguel arcángel, cabeza y jefe de los ejércitos celestiales,
depositario de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, doméstico en la
real morada de Dios, nuestra guía admirable después de Jesucristo, y de
excelencia y virtud sobrehumanas, dignaos librar de todo mal a todos los que
acudimos a Vos con confianza, y haced por medio de vuestra protección
incomparable que adelantemos cada día en servir fielmente a nuestro Dios.
V. Rogad
por nosotros, oh gloriosísimo San Miguel arcángel, príncipe de la Iglesia de
Jesucristo.
R. Para
que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Oración:
Omnipotente
y sempiterno Dios, que con un prodigio de bondad y misericordia para la
salvación de todos los hombres elegisteis por príncipe de vuestra Iglesia al
gloriosísimo san Miguel arcángel; os suplicamos nos hagáis dignos de que con su
benéfica protección nos libre de todos nuestros enemigos, para que ninguno de
ellos nos moleste en la hora de nuestra muerte, sino que seamos conducidos por
él a la presencia de vuestra divina Majestad. Por los méritos de Nuestros Señor
Jesucristo.
Amén.
_______________________________________________________
Letanía de San Miguel Arcángel
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios
Padre celestial,
ten
misericordia de nosotros.
Dios
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Santa
María, reina de los Ángeles.
SE RESPONDE : ruega por nosotros.
San
Miguel,
San
Miguel, lleno de la gracia de Dios,
San
Miguel, perfecto adorador del Verbo Divino,
San
Miguel, coronado de honor y gloria,
San
Miguel, poderoso Príncipe de los ejércitos del Señor,
San
Miguel, portaestandarte de la Santísima Trinidad.
San
Miguel, guardián del paraíso,
San
Miguel, guía y consolador del pueblo israelita,
San
Miguel, esplendor y vigor de la Iglesia militante,
San
Miguel, honor y alegría de Iglesia triunfante,
San
Miguel, luz de los Ángeles,
San
Miguel, baluarte de los ortodoxos,
San
Miguel, fuerza de los que combaten bajo el estandarte de la Cruz,
San
Miguel, luz y confianza de las almas en el último momento de la vida,
San
Miguel, socorro certero,
San
Miguel, nuestro auxilio en todas las adversidades,
San
Miguel, heraldo de la sentencia eterna,
San
Miguel, consolador de las almas que están en el Purgatorio,
San
Miguel, a quien el señor encomendó recibir las almas después de la muerte,
San
Miguel, nuestro Príncipe,
San
Miguel, nuestro Abogado,
V/.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R/. Perdónanos
Señor.
V/.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R/. Escúchanos
Señor.
V/.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R/. Ten
misericordia de nosotros.
V/. Ruega
por nosotros, glorioso San Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo,
R/. Para
que seamos dignos de sus promesas.
ORACIÓN
Señor
Jesús, santifícanos siempre con una bendición, y concedemos por la intersección
de San Miguel, aquella sabiduría que nos enseña a juntar las riquezas del cielo
y cambiar los bienes temporales por los de la eternidad.
Tú, que
vives y reinas por todos los siglos de los siglos.
Amén
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Amén
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